domingo, 24 de octubre de 2010

Tapas Nº 119

GRACIAS

A LOS LECTORES, A LOS DISTRIBUIDORES, A LOS ANUNCIANTES, A LOS QUE ENVÍAN SUS CARTAS Y GACETILLAS, A LOS QUE POLEMIZAN CON NUESTRA LÍNEA EDITORIAL, A LOS QUE COLECCIONAN NUESTRAS EDICIONES, A LOS QUE NOS LLAMAN BUSCANDO TAL O CUAL NÚMERO, A LOS QUE NOS ALIENTAN Y NOS ALENTARON SIEMPRE, A LOS QUE NOS CRITICAN, A LOS QUE NOS SUGIEREN CAMBIOS, A LOS QUE NOS DICEN QUE OJALÁ NUNCA CAMBIEMOS, A LOS QUE NOS MANDAN FOTOS, NOTAS, INFORMACIÓN EN GENERAL, A LOS QUE NOS LLAMAN A CADA RATO PORQUE SE QUEDARON SIN EJEMPLARES, A LOS QUE SE ENOJAN PORQUE NO LES LLEVAMOS A TODOS LOS COMERCIOS, ANUNCIANTES O NO, A LOS QUE NOS DICEN QUE «EL CHASQUI YA NO ES DE USTEDES, ES DE TODOS NOSOTROS», A LOS QUE PONEN SU AVISO CON EL EXCLUSIVO PROPÓSITO DE APOYARNOS, A LOS QUE DEJARON DE PONERLO PERO LO HICIERON DURANTE AÑOS, A LOS QUE NUNCA LO PUSIERON PERO SON FIELES LECTORES, A LOS QUE COMPARTEN SUS IDEAS, REFLEXIONES Y EN MUCHOS CASOS EMOCIONES PERSONALES, POEMAS Y CUENTOS, A LOS QUE VIENEN CADA TANTO Y APENAS LLEGAN BUSCAN EL ÚLTIMO EJEMPLAR, A LA EDITORIAL TRENQUE LAUQUEN, QUE IMPRIME EL CHASQUI CON SU EQUIPO DE LUJO, A RUTA 74 QUE NOS TRAE LOS PAQUETES DE PERIÓDICOS EN CANJE Y JAMÁS NOS FALLÓ, A LOS AMIGOS Y A LA FAMILIA QUE EMPUJAN CUANDO LAS FUERZAS FLAQUEAN, A TODOS AQUELLOS QUE DE DIFERENTES MANERAS NOS HAN PERMITIDO CUMPLIR ESTOS PRIMEROS DIEZ AÑOS. UNA VEZ MÁS: MUCHAS GRACIAS.
Familia Trombetta

Contratapa

a propósito de la revista por los diez años de El Chasqui
Introducción a la Introducción a una introd...

Estas líneas que redacto ahora anteceden a la Introducción a una introducción que publico en la revista por los diez años de El Chasqui, es decir que constituyen lo que podríamos llamar palabras introductorias, por lo cual concluyo que este verdadero trabalenguas termina por ser una introducción a la Introducción a una introducción. O algo así. Y todo por no ir directamente al grano y compartir con los lectores del periódico, desde esta contratapa, aquello que abre el trabajo de recopilación que hicimos en la revista que, espero, ya esté en los puntos de venta al empezar a circular esta edición, la número 119 y la que inicia nuestro undécimo año. Acaso el trabalenguas refleje el estado en que quedé tras cuarenta días sumergido entre miles de hojas de papel de diario buscando entre noticias y cartas, leyendo, releyendo y también recordando, repasando este período de diez años de Mar de las Pampas, de El Chasqui y también de nuestra propia vida, de nuestra historia familiar, todo al afiebrado impulso de los vecinos que se enteraban del proyecto y con su estímulo nos alentaban todavía más, nos contagiaban, aunque siempre es difícil determinar quién contagia a quién, en ese constante ir y venir de energías, en ese intercambio que cuando sintoniza ondas positivas nos hace sentir que somos capaces de cualquier cosa, de alcanzar lo que parece imposible, de no renunciar, de no detenernos ante el menor imprevisto, de no abandonar el barco, la nave, ni nada. No abandonar. Quizás allí esté el secreto. Tan sencillo y tan complejo. Y sin embargo por un momento intentaré sí abandonar: abandonar los prejuicios, desprenderme del pánico a la cursilería, al lugar común, para poder expresar públicamente y a través de esta página mi amor por Gloria, la que me impulsa-contagia-cuida-respalda-ama-divierte-acompaña y por si fuera todo eso poco se encarga de la casa, de los chicos ya no tan chicos, de la diagramación de El Chasqui, de manejar el auto y si es necesario cambiar una cubierta, de arreglar las canillas y los enchufes, de compaginar las cuestiones de la computadora y de cualquier otro artefacto eléctrico, asuntos éstos en los que puedo sin pedantería considerarme un perfecto inútil más allá de la competencia que pretende hacerme mi amigo Horacio Taranco...
Empecé estas líneas con el único afán de introducir la introducción a una introducción... y después me entusiasmé. Me dispersé. Pero para no correr el riesgo de repetir cíclica y eternamente las mismas palabras, como afirmaban los griegos antiguos, me remito ahora al texto de la mentada introducción a una...:

Cuando a las dos menos cinco de la mañana terminé este recorrido por los diez años de El Chasqui, me dispuse a escribir estas líneas que en verdad son una introducción para el lector y para mí un epílogo. Apreté la tecla del punto final y tuve una certeza: este trabajo está plagado de emociones personales y también de arbitrariedades. Y ahora, después de dormir un rato, me siento ante el teclado y reafirmo esa sensación. Me había trazado una idea, la de ir enumerando noticias, mencionando gacetillas, cartas, entrevistas, tomar fragmentos y a veces textos completos, mechar comentarios personales, recuerdos, siempre en función de esas miles de páginas de papel de diario que se irían sucediendo. Entonces, claro, hay que leer todo y decidir: «esto lo menciono, esto va todo, acá van pedazos». Y está lo otro, la noticia en apariencia poco trascendente que de pronto dispara una parrafada emotiva mucho más larga de lo que hubiera imaginado unos minutos antes de escribirla. Ya de entrada decidí no auto censurarme, no reprimir, no abortar los impulsos. Incluso la palabra Cambalache me surge ahora, y no sólo por haberle dedicado una tapa a Enrique Santos Discépolo sino por la variedad, por la mezcla, por ese revoltijo de notas, cartas, poemas y tapas que al armar esta edición se hace más notorio, más evidente. Y lo de arbitrario se percibe todo el tiempo. Es simplemente así como salió. De una nota una mención muy breve y otra íntegra, del número de un mes determinado aparece menos de media página y de otro más de dos. También es posible que, a medida que avanzaba, ciertos cambios inconscientes me llevaran a evaluar de diferentes maneras la extensión de una carta o de una entrevista. Arbitrario, siempre arbitrario. Y en esa arbitrariedad no pueden estar exentas las injusticias o las ingratitudes, que las habrá, pero nunca desde una intención aviesa ni premeditada; en todo caso tampoco aquí me gusta aplicar la triste frase por algo será. Simplemente es.
En lo referente a lo que llamaré Primera parte, se trata de aquello que en el libro de los cinco años puse como introducción, donde cuento desde nuestra llegada a Mar de las Pampas en 1998 hasta la aparición de El Chasqui, su proceso de gestación, los primeros conocidos, los primeros apoyos, el reparto en bicicleta. De manera que no deja de ser ésta una introducción a la introducción. Como palabra final, vaya una que mi amiga Lizzy Tochetto no se cansa de usar: Gracias.
Juan Pablo Trombetta
Mar de las Pampas
22 de septiembre, 2010


Varios

El día del tiburón

Como prometimos, acá va la nota completa ya publicada en junio de 2007:

Estimado «Chasqui»...
Te leo desde que naciste, y felicito la brillante idea de traernos noticias, informaciones útiles, comentarios, datos, curiosidadades, y cuanto elemento sirva a quienes conocemos desde hace mucho a MAR DE LAS PAMPAS disfrutando de sus bosques, de sus playas, de su tranquilidad... a veces un poco perturbada por la denominada «civilización»...
Luego de tantos años fue hoy que me he decidido a escribirte por primera vez...
Y lo haré en respuesta a tu sana y feliz idea de la sección FOTO DE LECTORES y UN POCO DE NOSTALGIA...
Porque es eso lo que a veces nos agarra un poco a los Esteller...
Pero como me pareció que sólo la «foto» y su breve descripción no transmitirían todo el sentimiento, es que me atrevo a relatarte el por qué de la foto que te adjunto:
«La mañana amaneció cálida y despejada: El mar tranquilo preanunciaba e invitaba a otra salida en su «gomón» para la pesca a la que nos tenía acostumbrados: sea embarcados mar adentro, sea con sus varios «trasmallos» en la primera o segunda canaleta de la playa, según lo permitía el mar.
Mantener y seguirle su «ritmo» no era tarea fácil..., pero la vida intensa que contagiaba a su alrededor nos hacía seguirle a donde fuere.
Amarinados que fueron todos los elementos de a bordo: el fondeo con su cadena y cabo, las cañas con sus riles, la caja de pesca con líneas, anzuelos, plomadas, los chalecos salvavidas, el espejito de señales (por si las moscas...), la aromática bolsa de nylon con la carnada, las cajas plásticas encontradas varadas en la playa caídas de algún pesquero y que servían de contenedor de la «pesca del día», una bien protegida botella de litro de Caña Legui con que engañar por dentro un eventual frío de afuera, la pala bichero, el tanque de nafta, algunos cabos sueltos, las gorras por si el sol abrasaba, y en un paquetito bien envuelto y forrado para evitar humedad, mi pistola Bersa ‘22 con su cargador lleno y la cajita de más balas. Así, esperábamos el momento adecuado para acelerar el «fuera de borda» y cruzar la «rompiente», ayudados a ambos lados por nuestras esposas metidas en el agua hasta el cuello...
Cómoda y plácidamente instalados, lanzamos el fondeo a unas 5 ó 6 millas de la costa (si querés saber cuantos kilómetros, multiplicá por 1,8) bajo un radiante sol y suave brisa matinal.
Veníamos sacando corvinitas, alguna pescadilla real, algún que otro cazoncito... y charlando tranquilamente como para no volver a tierra con las manos vacías...
Por popa se habían lanzado muchos metros de una línea con anzuelo de buen porte y extremo de tanza de acero, encarnado con una buena cabeza de lisa que había quedado en el trasmallo el día anterior, línea que había quedado firmemente atada al espejo de popa del gomón. Era con ello la intención que prendiera un pez grande.
En eso estábamos... y de pronto la quietud... Las cañas ni se movían... Los peces ni «chupaban» la carnada... ¡Era como si hubieran desaparecido de golpe!
Pasaban los minutos y nada...
Estábamos a punto de recoger todo y emprender el regreso, cuando notamos que el gomón deja de presentar su proa a la corriente y comienza como a deslizarse de costado, como a «girar» tironeado desde popa.
«ALGO GRANDE PICÓ... !!!», nos grita el capitán...
«LEVANTAR FONDEO Y TODAS LAS LÍNEAS... QUE SI NO NOS ENREDAMOS...!!!»
La tripulación atenta, procedimos a cumplir la orden mientras él con la línea de popa en sus manos trataba de sostener con fuerza al «bicho» que se había tragado la cabeza de la lisa. Iba de un lado al otro, giraba allá abajo en las oscuras profundidades, hacía «8», pasaba por debajo...
Gran esfuerzo le costaba sostener la línea con sus brazos en alto, entre sus dedos, y evitar enredos yendo y viniendo de estribor a babor, de popa a proa, incansablemente, sin darle tregua al «bicho».
No puedo precisar cuánto tiempo pasó así... quizás 20 ó 30 minutos...
A las cansadas ya pocos metros faltaban para llegar al extremo de tanza de acero, y minuto a minuto el animal cedía terreno.
Mi cuñado y yo mirábamos atentos lo que ocurría a nuestro alrededor. Era para nosotros, no pescadores, una nueva e inquietante experiencia...
Sin soltar para nada la línea, nos gritaba: «ES UN TIBURÓN GRANDE...!!!
Y lo atrae hacia la banda de estribor, que ahora estaba a la deriva, sin fondeo, meciéndose con las suaves ondas de un mar azul y calmo.
«QUE UNO PREPARE EL BICHERO... Y EL OTRO AGARRE LA PISTOLA...!
Yo alcanzo a tomar mi ‘22 justo cuando el capitán me grita «PEGALE UN TIRO QUE NOS MUERDE EL BOTE...!
Pum... Pum... Pum... Le tiro más de cuatro o cinco pero alguno fue directo al agua, porque todo ocurría en continuo movimiento...
Finalmente el tiburón dejó de moverse... y a través de su dentadura apreciamos que el anzuelo con la cabeza de la lisa estaba muy muy adentro...
«Y AHORA QUÉ HACEMOS...??? pregunté ingenuamente.
«TIENE UNA BOCA TAN GRANDE Y UNOS DIENTES TAN FILOSOS QUE SI LO SUBIMOS A BORDO NOS PUEDE PINCHAR EL GOMÓN O LASTIMARNOS!»
Allí nomás el capitán tomó un cabo y lo pasó alrededor del enorme cuerpo «amatambrándolo» como para no perderlo en el camino, mientras yo me preguntaba: «¿LO PESCAMOS... O LO CAZAMOS?»
La tensión de lo vivido nos dejó exhaustos... nos quedamos panza arriba tratando de aquietarnos, con el bicho atado y en el agua...
Esperando que la adrenalina volcada en nuestra sangre volviera a sus valores normales...
Ya recuperados, brindamos con un buen trago de LEGUI... y encendimos el fuera de borda que arrancó de primera como participando contento del evento...
Tal era el jabón que nos producía ver las enormes fauces y los cientos de filosos dientes, que no nos animamos ni siquiera a traerlo abarloado a la banda.
El capitán le dio unos 15 ó 20 metros más de cabo y así lo trajimos a «remolque».
Ya era casi el mediodía... La playa se había poblado con algunos bañistas más...
Nuestras esposas e hijos ni se imaginaban la aventura vivida...
Una vez alcanzada la playa, recogimos el «remolque»... y como ocurría siempre, curiosos vecinos, amigos, turistas, se arremolinaron rápidamente alrededor.
Ya no importaban los peces que teníamos a bordo... Todos querían saber qué diablos venía en el extremo de la línea...
Los entendidos decían que se trataba de un «Tiburón Escualandrum».
Lo alzamos en el arco del BANEARIO SOLEADO para la foto que te adjunto como testimonio, y midió más de 2 metros.
El capitán lo llevó en su jeep para pesarlo en la balanza de nuestros vecinos amigos Cardozo, donde acusó 56 kg!!!
Este hecho ocurrió en esta playa de MAR DE LAS PAMPAS en el verano del año 1991, exactamente el día 19 de enero.
Para ese entonces ya hacía 8 años que los Esteller habíamos construído «MAREJADA 1983» en la esquina de las calles José Hernández y Ñanduces, y los Cafiero en la calle Pedro Luro, siendo los primeros «turistas» que supimos bien elegir donde pasar inolvidables jornadas.
Sirva este relato de humilde homenaje al Gran Amigo Pascual, a quien hemos conocido circunstancialmente gracias a Mar de las Pampas, allá en el ‘83.
Este bosque y mar de ensueño también hizo posible que naciera entre las 2 familias una sincera y férrea amistad que aún hoy perdura.
Lamentablemente este «gaucho napolitano» nacido en Sorrento, se fue antes de tiempo.
Nos dejó un 28 de abril del año 2000 eligiendo para irse también un mar como el que lo había visto nacer, mientras hacía lo que más le gustaba: colocar su trasmallo como lo venía haciendo desde hacía años.
Les cuento que estas líneas las estoy escribiendo precisamente en el quincho de nuestra casita «Marejada 1983» el viernes 23 de marzo de 2007.
Inspirado quizás en el recuerdo de éste, mi entrañable amigo cuya presencia se sigue percibiendo flotando entre los pinos que me rodean.
Querido Pascual: no sé si El Chasqui llega allí donde estés... pero seguro que nos estás sintiendo y entendiendo lo mucho que has significado en nuestras vidas.

Siempre estarás presente.

Familia Esteller
Mar de las Pampas
23 de marzo de 2007


"UN POCO DE NOSTALGIA..."
¿Algún "viejo" vecino se animó...? ¿Y...? Reconociste a alguno de los protagonistas de la foto del TIBURÓN del 19 de enero de 1991...? ¡Bravo si acertaste...! Pero si no fue así..., aquí va el... "QUIEN ES QUIEN......"
PRIMERA FILA (de izquierda a derecha mirando la foto): GUADALUPE CALDERÓN: sobrina de Quique y Nora, hija de Félix Calderón; LUCAS MATIAS ESTELLER: hijo menor de Quique y Nora, que al día siguiente (20 ene 1991) cumplía 10 años; SANTIAGO EZEQUIEL ESTELLER: hijo del medio de Quique y Nora, y hoy "vecino residente de Mar de las Pampas"; HÉCTOR -Quique- ESTELLER: con 19 años menos...! (claro... como todos los demás...!) abriendole las fauces al "escalandrum"; PASCUAL CAFIERO: con su sonrisa... y cuyas "lindas locuras" hicieron tan felices por años a los Esteller... Se siente su ausencia en MAR DE LAS PAMPAS ....!; GABRIELA CAFIERO: hija de Pascual
SEGUNDA FILA: NORA SUSANA: esposa de Héctor; NATALIA MONTSERRAT ESTELLER: hija mayor de Quique y Nora; ESTELA: esposa de Pascual; FELIX CALDERÓN: cuñado de Quique y Nora

Correo de lectores

Dicen que el destino se encarga de cruzar historias y seguramente no será esta la única o última vez que ocurra… pero esta vez me tocó ser testigo directa…
Hoy domingo 18 de septiembre alrededor de las 17:30 hs cuando en La Borracha entraban aires con ansias de café una pareja se sienta en la última mesa, la «5» para nosotros, la que da al inmenso ventanal por el que nos mira el bosque, y me piden una cervecita a la que acompañan con maníes y aceitunas.
Y aquí me detengo, Juan Pablo, para pedirte permiso de citar tu relato del último chasqui en el que contás lo que ocurrió «aquel sábado que las leonas salieron campeonas» porque el destino quiso que «tu historia» se entrelace con la de otra gente, sí esa pareja que hace un rato te conté que entró!
Mientras pasaba el tiempo y como siempre pasa en La Borracha amigos se acercan… pasaron Gaby y Roberto, llegó Victorio, gran amigo arquero (de los que usaba Robin Hood) de profesión con un bagaje de historias vividas que valen la pena. Se hicieron casi 19:30 y la pareja de la «5» me pide la carta, otra cervecita y la cena. Les sirvo la mesa y ella me comenta que entraron porque venían caminando por el paseo y al ver «La Borracha» recordaron que era el lugar en donde había transcurrido la historia que habían leído en El Chasqui y los había hecho emocionar. Dudaron en principio por la hora en que llegaron si pedían café o cerveza y ahora no entendían cómo había pasado el tiempo y decidieron cenar.
Se acercaron a la mesa de Victorio con quien yo conversaba y nos preguntaron de nuestra historia de encuentro con el lugar, de las «cosas que hacíamos en invierno» (duda clásica y reiterada en todos los que nos conocen: «trabajás mucho en verano pero en el invierno ¿acá qué haces?») nos contaron algo de su historia que los ligaba a un cafecito «con onda y de encuentro con amigos» como encontraron en La Borracha pero que luego de 25 años debió cerrar, lo cual lamentaron. Tuve que alertarlos que su cena se enfriaba para que volvieran a su mesa!!
Llegó Tato, dueño del Hípico y amigazo que se sumó a Victorio y ya habiendo cerrado el paseo decidieron quedarse a cenar… conmigo.
A las 21 despedí a la pareja de la «5», que a esa altura ya eran unos más de nosotros y ante la promesa del regreso y la sorpresa por el tiempo que se habían quedado descubrimos que otra vez la magia había ocurrido, mirá como el destino caprichoso los hizo leer la nota de El Chasqui, toparse con La Borracha y abstraerse totalmente del tiempo sin explicarse el verdadero motivo!
Myriam, de La Borracha

Cestos comunitarios

El que se quema con leche, alguna vez se le pasa. Sé que existieron (todavía sobrevive alguno) y también viví la experiencia en lo que se convirtieron, que en definitiva no es otra cosa que en lo que fuimos convirtiendo nuestro lugar en por lo menos los últimos 10 años. Para esto, queridos vecinos, vale la experiencia de una amiga quien luego de perder su primer embarazo insistió y hoy es madre de dos hermosos hijos. Me parece indispensable modificar nuestros hábitos con los desperdicios. No sirve lo que plantea la Sofo y la ordenanza de colocar en cada frente un tacho desparramando por todos lados basura y FACILITANDO el trabajo de los chimangos, perros, etc. (al concentrar deberán competir por el botín) y DIFICULTANDO la recolección, pues obliga al camión a entrar en todos lados (frenando y retrocediendo), algo que en verano por la madrugada es malísimo para el turismo y la propuesta de «ciudad lenta» (NO lentamente una ciudad llena de basura y luces en la que se convierte día tras día). La colocación de tachos comunitarios, planificando su ubicación, controlando su estado y funcionamiento, parece ser la mejor opción. La empresa debería ahorrar combustible (variante de aumento de tasa) y tiempo, pudiendo quizás juntar un poco alrededor. De la ubicación, los espacios verdes públicos hoy en su mayoría «custodiados» por particulares, parecen ser un buen lugar. Pero todo esto junto con la selección de la basura son cosas que deberíamos charla y NO insistir con una forma que aunque voluntariosa parece no dar resultado positivo.
Los saludo atte.
Esteban Zuccarino

Por la foto...

Sra. Gloria Frías:
El fin de semana del 19 de septiembre tuve oportunidad de retirar el último número del periódico que Usted dirige. Realmente la foto me causó nostalgia por alguna de las personas que figuran en la misma. Creo reconocer al personaje de la gorra de CAPITAN DE TODOS LOS MARES, que sería Pascual Caffiero a la izquierda del tiburón; y el que estaría a la derecha del pobre escualo es Quique Esteller.
Pascual realmente fue un PERSONAJE SIN IGUAL, nació frente al Mar Tirreno cerca de Nápoles y murió aferrado a su trasmallo frente al Mar de las Pampas. Amaba al mar y la pesca y en su casa (originalmente debía funcionar como garaje pero durante unos cuantos años hasta después de su muerte sería su casa) tenía una vieja heladera desarmada y en desuso donde ahumaba deliciosas piezas cobradas a eso que tanto quería. Todavía hoy se discute si la parte habitable de lo que construyó en Pedro Luro entre Virazón y Alfonsina Storni fue la primera o la segunda construcción a partir del loteo. Nosotros por nuestra parte somos de las diez o quince primeras construcciones y la poseemos sobre Alférez Sobral entre Albatros y Alfonsina Storni a la vuelta de «PASQUALE DE LA MARINA GRANDE» nombre que le puso a la casa terminada Estela (la Gran compañera que tuvo como esposa Pascual).
Este año hemos cumplido nuestra 20ª temporada consecutiva en «SEA OF THE PAMPAS» (hay que llamarlo así pues ahora viene el Jet Set) y por año la ocupamos entre 120 y 150 días, en especial mi esposa y yo por mi actividad.
Sin más la saludo y quedo a su disposición por cualquier consulta.
Armando y Biera Bensa

En el momento en que nos aprestábamos a cerrar esta edición y la de la revista por los diez años de El Chasqui, recibimos una carta de la familia Esteller con la historia de su casa, «Marejada 1983», una de las primeras que se construyeron en el bosque de Mar de las Pampas. En la edicición de septiembre publicamos la foto que motivó la carta de los Bensa, en la que reconoce a los protagonistas de ese día de enero de 1991. En la revista ponemos una síntesis de la carta de los Esteller publicada en el 2007 con aquella experiencia del tiburón y prometemos la publicación completa para octubre (cosa que aquí cumplimos, en la página 10). En cuanto a la última carta de los Esteller con la historia de su casa, «Marejada 1983», la incluimos íntegra como apéndice de la revista de los diez años y la publicaremos completa, por cuestiones de espacio, en la edición de noviembre.
Invitamos a todos los lectores - vecinos a compartir en este espacio sus historias de vida, sus recuerdos y experiencias, sus fotos y, por qué no, su rinconcito de la nostalgia.
Agradecemos las cartas que nos envían por nuestro décimo aniversario, que mucho nos han conmovido y nos siguen conmoviendo día tras día. En la edición de septiembre ya se había adelantado Elías Pitluk con sus saludos. Aquí van algunas, entre tantas cartas, que «nos regalamos» en esta «edición aniversario»:

Queridos Gloria y Juan Pablo:
Todo proyecto ligado con la gestión comunitaria no puede carecer de una base fundamental: medios para comunicar sus acciones. Sin comunicación permanente, con todos los que están ligados a gestiones de este tipo, es muy difícil cumplir los objetivos fijados. Hace diez años, en Mar de las Pampas, nacían la Sociedad de Fomento y el periódico El Chasqui y, desde ese momento, tuvimos a disposición sus páginas, para informar sobre la gestión de la Sofo a todos los lectores de la publicación. También, en sus páginas, vecinos de nuestro lugar tuvieron la oportunidad de publicar notas de interés general y el Correo de Lectores ha sido una permanente vidriera para exponer problemas, ideas, agradecimientos y, muchas veces, esas cartas fueron inspiradoras de proyectos que se concretaron a nivel comunitario. No queremos dejar pasar este momento en que estamos transitando nuestro décimo año de vida institucional, al igual que El Chasqui, para agradecerles profundamente a ustedes, sus hacedores, la generosidad que han tenido siempre con nuestra Institución, al apoyarnos comunicando nuestra labor, y desearles muchos años más de vida periodística y de crecimiento profesional.
¡Un fuerte abrazo!

Sociedad de Fomento de Mar de las Pampas. Comisión Directiva

Diez años

La riqueza del castellano, donde a mi juicio no existen sinónimos absolutos, me hace vislumbrar que, aunque por ahí muy sutil, debe haber alguna diferencia entre «hábito» y «costumbre». Aunque como siempre -y por suerte- me sobre tiempo, no tengo a mano ningún diccionario como para dilucidar semejante pavada. Sin embargo, a priori se me ocurre imaginar la diferencia a través de insalvables hábitos adolescentes que son fenómenos y abarcativos pero, transformados en costumbre, con el suceder de los años tornan discutibles. Sobre todo cuando los causantes devinieron nonos. En verdad es inexplicable que se me ocurriera iniciar de este modo lo que pretende ser un conmovido recuerdo, ante la efímera grandeza de un aniversario enmarcado en números redondos.
La terminológica discusión en plática solitaria, con claros ribetes de charla de borrachos, además de inexplicable como ya dijera, resulta sumamente al pedo. Así es, por la sencilla razón que en todos las variantes que tuviese la acepción, yo como lector de El Chasqui estaría inmerso. Desde siempre fue que al llegar a Mar de las Pampas, incluso con el costo de superar la inevitable y dolorosa envidia del «cómo no se me ocurrió», me abalanzaba sobre él. Así me informaba -informo- de sucesos con mucho de literatura y nada de pasquín. Editorializados en quiméricas y memorables cartas de lectores con utópica alma que, aunadas, más allá del innegable valor historiográfico, tienen el mérito de encerrar la pureza del calor popular y la magia del disenso cuando es respetuoso. (Cuando no, sirven para ganar repudios que no deben importar). Incluso debo reconocer que su lectura sacudía mi inveterada abulia y, entonces, llamaba a Gloria y Juan Pablo sugiriendo cambios y transformaciones. Con éxito. Como diría Jorge Luis Borges logré empeorarlo. Como claramente soy un romántico no puedo escapar del obvio lugar común y, familia Trombetta, vayan por muchos años más.
Horacio Taranco

¡Feliz cumpleaños, Chasqui! y les queríamos agradecer el habernos abierto las puertas de su casa cuando llegamos, y ayudarnos en el comienzo de nuestro nuevo proyecto de vida. Simplemente, GRACIAS!!! Flia. Cedarry Fenicio

Muy feliz cumpleaños!!!

En estos primeros 10 años de existencia, queremos estar junto a ustedes una vez más y desearles la mejor de las suertes. MUY FELIZ CUMPLEAÑOS!!! Vinimos a vivir a Gesell en diciembre del 2001, año tan significativo para los argentinos. En Marzo de 2002, nuestras hijas comenzaron el colegio y Camila (nuestra hija menor) conoció a Sofía (vuestra hija mayor), con quien hasta hoy tienen una linda amistad. Sofi, se acercó a nosotros, tal como lo hicieron ustedes: algunos mates de por medio, Gloria ayudándome a hacer trajes para Cami, enseñándonos cosas del lugar, compartiendo festejos, y un día, en diciembre de 2002, nos abrieron las puertas de su casa para compartir juntos nuestra primera Navidad solos en Mar de las Pampas. Siempre estaremos agradecidos… Nos vieron afianzar en el lugar, hacer nuestra casa, el estudio y del mismo modo los hemos visto crecer tanto en familia como con El Chasqui. Aún tenemos guardado un ejemplar de LA MOSCA, de nuestra época de turistas.. Con sincero afecto
Flia. Schifano

Felicitaciones!!

Quiero felicitar a El Chasqui por cumplir 10 años junto a Mar de las Pampas,
así como también agradecer por el excelente trabajo que realiza todos los meses, no sólo para el turista sino también para los vecinos del lugar.
Rubén Alonso

Abrazo

Por habernos recibido tan abierta y gratamente, en el mes aniversario le damos un abrazo al Chasqui!! y por hacer que cada mes estemos esperando retirarlo. FELIZ ANIVERSARIO!!!
Damián

Agradecimiento y brindis

A la palabra impresa no se la lleva el viento: gracias a El Chasqui por estos primeros diez años de permanencia registrando la historia de nuestra comunidad. ¡Brindamos por muchos años más!
«los de Amorinda»

Felicitaciones

Para Gloria Frías, Juan Pablo Trombetta y a todo el equipo de El Chasqui por este décimo aniversario. Y también queremos expresarles nuestro agradecimiento por proporcionar a la comunidad este medio gráfico de inteligente creación que periódicamente enciende la llama del conocimiento, la cultura y la amistad. Y precisamente agradecemos además la cálida amistad brindada a mi persona y al equipo de “de Ovando”, que también optamos por el esfuerzo cualitativo en servicio de nuestros clientes y amigos. Calderón de La Barca decía que: “Es parentesco sin sangre una amistad verdadera”. Y en ese sendero queremos transitar porque es millonario el que verdaderos amigos tiene. Gloria y Juan Pablo, simplemente, les decimos ¡Gracias!
Marcela de Ovando

Gracias

Imposible imaginar, allá por 1993 cuando iniciaba mi primera obra en esta localidad todo lo que a futuro acontecería.
Imposible imaginar que seis años después, conocería a Juan Pablo Trombetta, quien vino con su ejemplar del diario «Ecos de Palermo» a plantearme una idea, insólita para aquellos días, como lo era poner en marcha el primer medio de comunicación de Mar de las Pampas; el periódico «El Chasqui».
Parecía casi utópico penasr en un medio escrito en un lugar donde éramos tan pocos, donde casi las palabras sobraban porque tan solo con la mirada podíamos entendernos. Pero como toda buena idea, debía ser apoyada y llevada a cabo.
Saberme uno de los primeros en dar apoyo a esta maravillosa idea, es realmente fantástico, así como representa una sensación única e irrepetible el poder haber sido partícipe de su gesta fundacional; lo cual brinda la incomparable sensación que este proyecto, «El Chasqui», no sólo es de Gloria y Juan Pablo, sino que, sin lugar a dudas, también es de uno mismo.
Parece mentira que hayan pasado ya diez años, no sólo por el mero paso del tiempo, sino por el hecho de saber que todo el camino recorrido es consecuencia de que en un momento el «aquí y ahora» coincidieron, y sumando calidad, compromiso e intensidad de trabajo, se hizo posible todo lo que tenemos hoy a la vista.
La verdad siento que debo decirte «muchas gracias Juan Pablo», porque posibilitaste a esta Comunidad, el tener un hilo conductor que aún hoy, luego de estos diez años, permite tener presente y por escrito todo lo que nuestra historia Marpampeana tiene para brindarnos.
Gracias, porque durante diez años has acompañado mi crecimiento profesional, y al mismo tiempo me has hecho posible manifestarlo a la comunidad toda.
Pero por sobre todas las cosas, gracias, porque durante estos diez años mantuviste una actitud y coherencia difíciles de sostener en tiempos de «modernidad», donde muchos de esos valores se han perdido.
Gracias, en fin, por todo Juan y Gloria, y espero que muy pronto podamos festejar los 20 años, en un lugar que, esperemos, no haya perdido su esencia y razón de ser.
Arq. Rodolfo Ravier

Y más saludos....

-Felicitamos a Gloria y a Juan Pablo en estos 10 años y nos alegramos por transitar con ellos este camino
Alejandro, Vero, Mariana

-El anifiteatro de Mar de las Pampas, junto a sus artistas, saluda y agradece a El Chasqui por estos 10 años ayudándonos a difundir la risa en Mar de las Pampas. Salute!

-La historia se hace entre todos, pero El Chasqui la plasma con tinta. Felices 10 años les desea Paseo Pueblos Blancos.

-Gracias «Chasqui» por ser partícipe de nuestros emprendimientos y proyectos
la gente de la Aldea Hippie

-Ninguna década por venir superará ésta, la primera. Una suerte haberla transitado juntos. Felicidades
Valeria y Elizabeth

-Saludamos a El Chasqui en éstos, sus 10 primeros años de vida, con todo afecto y gratitud.
Gasshò Joki y Yùrin
Marcela y José




sábado, 23 de octubre de 2010

Información local

10º cumpleaños de la Sociedad de Fomento
y otras noticias de la Sofo

En octubre del 2000, en la primera edición de El Chasqui, se convocaba a una asanblea para conformar una nueva Sociedad de Fomento en Mar de las Pampas. Ya había existido una experiencia anterior, con Jorge Luis Vázquez entre sus miembros fundadores, pero para aquel entonces había dejado de funcionar. La asamblea se reunió el domingo 15 de octubre a las 17hs., en Juez Repetto y Victoria Ocampo (casa de la Sra. Nina), según se leía literalmente en el número 1. Mientras tanto, en la segunda edición de El Chasqui, que apareció en diciembre del 2000 (la idea inicial contemplaba cinco ediciones: octubre y diciembre del 2000; enero, febrero y abril del 2001) se daba a conocer la primera comisión directiva de esta nueva etapa de la Sociedad de Fomento que, en el 2001, tuvo ya la personería jurídica. Recordamos aquella comisión: Presidente: Adrián Urbán; Vicepresidente: Pablo Guillanolegui; Secretario: Juan Pablo Trombetta; Tesorero: Rubén Palacio; Vocales titulares: Alberto Cabo de Vila y Rodolfo Ravier; Vocales suplentes: Osvaldo Moreno y Néstor Santilli; Comisión revisora de cuentas: Anna Bianco, Emilio Vernet y Oscar Rescia (titulares) y Pedro Lanteri (suplente). A propósito de esto, en la revista que editamos por nuestros diez años, hacemos un repaso año a año y número por número, sucediéndose éste y todo tipo de noticias, cartas y entrevistas. En ella, por ejemplo, constan las diez comisiones elegidas entre ocubre del 2000 y octubre del 2009.
Aprovechamos para recordar la convocatoria a la asamblea anual ordinaria del domingo 10 de octubre a las 16 hs., en la capilla Nuestra Señora del Valle (Mármol y Mansilla) en la que, entre otras cosas, se renovarán autoridades de la comisión directiva. También transcribimos la siguiente gacetilla que nos enviara la Sociedad de Fomento:
¡Feliz Cumpleaños! Hace diez años, en Mar de las Pampas, nacían la Sociedad de Fomento y el periódico El Chasqui y, desde ese momento, tuvimos a disposición sus páginas, para informar sobre la gestión de la Sofo a todos los lectores de la publicación. Nos adherimos con alegría en los festejos de estos primeros diez años de vida de El Chasqui (¡todo un récord para este tipo de publicaciones en los tiempos que corren!) agradeciéndole profundamente a Gloria y Juan Pablo, sus hacedores, la generosidad que siempre han tenido con nuestra Institución al apoyarnos en la comunicación de nuestras labores y desearles muchos años más de vida periodística y de crecimiento profesional. Inseguridad. Este tema sigue siendo una profunda preocupación de la comunidad gesellina. Pese a las promesas de las autoridades policiales y municipales, en nuestra localidad siguen ocurriendo hechos delictivos de distinto nivel, con todas las consecuencias negativas que esta situación trae aparejada para el presente y futuro de nuestro lugar. Sabemos que las variables que dan origen a este problema son numerosas y complejas, pero seguiremos insistiendo frente a las autoridades para que apliquen las medidas a su alcance, conducentes a, por lo menos, acotar este problema, teniendo en cuenta las implicancias negativas que el mismo acarrea para comunidades como la nuestra, en lo relativo a su desarrollo, crecimiento y calidad de vida. Cartelería. Finalizaron las tareas de reparación y puesta al día de la cartelería de Mar de las Pampas, concretamente, de los cuatro carteles existentes en los ingresos a la localidad y en dos de los destinados a informar sobre incendios. Se realizaron tareas de limpieza, reparación, pintura, reemplazo de impresos, entre otras. Es de señalar que la Sociedad de Fomento también mantiene la cartelería existente en la Reserva Forestal (Fracción 37) y en el Circuito Botánico. Estas tareas (solicitud de tareas, control y seguimiento, etc.) fueron llevadas a cabo miembros de la Sofo y costeadas exclusivamente con el fondo conformado por las cuotas que abonan los asociados a la Institución. Médano costero. Hace unos meses, frente al inicio de la destrucción de un médano ubicado en la zona norte de Villa Gesell, un grupo de vecinos asumió rápida y eficazmente su defensa, frente a este ataque a la naturaleza del lugar. Reuniones en el predio, presentaciones ante el Municipio y la Justicia, invitaciones a profesionales para disertar sobre el tema, convocatoria a asambleas ciudadanas, tareas de difusión, entre otras, hicieron que el proyecto inmobiliario a levantar en el lugar, se detuviera. Nuestra Sociedad de Fomento apoyó desde el inicio estas acciones, porque consideramos que no habrá progreso en nuestra zona si no es defendiendo a la naturaleza, sin fundamentalismos, en la búsqueda de un desarrollo sustentable y respetuoso de las características de nuestro lugar. Mayor información sobre este tema se puede encontrar en Internet:
www.endefensadelmedano.com.ar
Recolección de residuos. Decíamos en el número pasado de El Chasqui, que el tratamiento de los residuos se está convirtiendo en un problema grave para nuestra localidad, tanto por su incidencia en la salud de las personas como en lo que hace a la imagen visual de Mar de las Pampas. Contenedores de residuos rotos o inexistentes, basura desparramada por los terrenos, residuos sin embolsar dentro de los contenedores, son algunos de los problemas más habituales. Desde el 9 de setiembre pasado, y durante tres días, en la zona comercial y aledañas de nuestra localidad, personal y maquinaria de la Municipalidad llevaron a cabo un operativo de limpieza general, que consistió, entre otras labores, en la recolección de residuos, limpieza de contenedores y retiro de otros en mal estado para su reparación, etc. Se informó también que, de aquí en adelante, personal del Corralón Municipal recorrerá la zona periódicamente para mantener la limpieza de los espacios públicos. También se hizo contacto con comerciantes de la zona, para que colaboren con el cumplimiento de las normas vigentes en este aspecto, y con las autoridades de Ecoplata, a fin de ajustar detalles del servicio que presta esta empresa en Mar de las Pampas. Si bien estas acciones son una parte muy importante para mantener la limpieza de nuestro lugar, es imprescindible la colaboración continua de vecinos, comerciantes y profesionales que trabajan en la zona, a fin de que este objetivo se convierta en una realidad constante. La Sofo quiere agradecer al Municipio, y especialmente al personal de Corralón Municipal, por la decisión de encarar estos operativos y por el empeño puesto en las tareas realizadas. Caminatas. Siguen las caminatas por Mar de las Pampas. Un grupo de vecinos se reúne todos los miércoles, a las 14:30 hs., en La Pinocha (El Lucero y Santa María), para realizar caminatas de una hora de duración, por el bosque y la playa. Sólo se suspende por lluvia. Para consultas sobre esta actividad llamar al teléfono 47-9582. El e- mail es: sofomardelaspampas@gesell.com.ar

Otras gacetillas

El sábado 25 de septiembre con la participación de más de cien vecinos, de veinticinco organizaciones y quince localidades, se realizó la Primera Asamblea Regional en Defensa del Medio Ambiente Costero que debatió por unas seis horas, haciendo un recorrido por la temática que preocupa a las localidades de la costa desde Punta Rasa hasta Pehuen-Có: basurales, robo de arena, pesca con redes de arrastre, leyes de protección ambiental, antenas, etc. etc.
La Asamblea Regional se realizó en Villa Gesell, en la Asociación vecinal del Sur y en un ambiente cargado de alegría por el primer encuentro específico de toda la costa bonaerense.
Se decidió comenzar a trabajar juntos en forma articulada, coordinar esfuerzos e intercambiar información que podría ser de utilidad en los distintos conflictos. Finalizó con el compromiso de realizar una segunda Asamblea Regional en Pinamar el 30 de octubre y una tercera en Mar del Plata en noviembre. Asamblea ciudadana en defensa del médano costero.
Jornada Debate "La ciudad en la naturaleza"
Se realizará el 23 de octubre en la Biblioteca Popular Rafael Obligado en av. 6 e/ 105 y 106 - Villa Gesell, desde las 9:30 a las 19. Habrá cinco mesas con distintos temas para debatir, dos de 9:30 a 12:30 y tres de 15:00 a 18. Se escribirán las conclusiones de cada mesa, se presentarán en la segunda Asamblea Regional y se les dará la difusión correspondiente.
Los temas son: La industria de la construcción y el medio ambiente; Revalorización del ecosistema costero; El derecho a la ciudad; Identidad de los pueblos costeros; Antenas comunitarias y telefónicas. Para consultas
endefensadelmedanocostero@gmail.com o por Facebook en defensa del médano costero.

Crónica de una denuncia

El Centro Cultural Mar Azul DENUNCIA que en los últimos días han desaparecido de las instalaciones materiales para la construcción: 400 ladrillos aprox + andamios + tablones de obras + marcos de aluminio + madera saligna. Dicho material se encontraba en la obra desde hacía meses bajo la mirada de todos los vecinos. El martes pasado (21 de septiembre) se presentó en el predio de Miramar entre calle 45 y calle 46 una persona, acompañada por un menor, que de manera hostil increpó a los vecinos presentes y comenzó a cargar ladrillos en su camioneta, argumentando ser el «contratista» de la obra (recordamos suspendida hace un año atrás). La persona en cuestión no presentó documentación que lo acreditase como tal, y ante la insistencia en llevarse el material, los vecinos llamaron al 911. La Policía se presentó en el lugar, tomó los datos de todos, y dejó ir al señor con algunos ladrillos... una actitud incomprensible y sin lógica. Por todo esto hoy (domingo 26/9) miembros de la Comisión Directiva del Centro Cultural Mar Azul se presentaron en el Destacamento de Policías de Mar de las Pampas y denunciaron el material faltante, que se desconoce a la persona que los retiró y que los mismos pertenecen a la comunidad por tratarse de una obra pública. Finalmente, el Centro Cultural Mar Azul DENUNCIA y DECLARA PÚBLICAMENTE que las obras del Centro Cultural están suspendida desde finales de octubre del 2009. Gracias por la difusión. Los esperamos los domingos a partir de las 15 en Miramar entre calle 45 y 46, Mar Azul.
-En una gacetilla, El Apart Silvestris nos cuenta que es «el primer 4 estrellas verdes del mundo. Para lograr esta certificación: -Iluminamos el 100% de los apartamentos con LEDs, reduciendo el consumo eléctrico de iluminación 80.3 veces. -La iluminación exterior fue reducida en consumo 40 veces y se genera con panel solar.
-Pagina WEB con fondo negro, consume 15% menos de energía en el monitor. -Climatizamos la piscina con colectores solares como único recurso de calentamiento, logrando 0 % de emisiones. -Separamos las aguas grises, las tratamos y utilizamos para riego. -Separamos y donamos a instituciones de bien público los residuos inorgánicos (plásticos, papeles, vidrios y metales). -Seguimos la trazabilidad del carbón de cada uno de los productos que ofrecemos, prefiriendo la elaboración propia y casera al transporte extrazona de materias primas y mercaderías (elaboramos panes, dulces, repostería). -Incentivamos la caminata, premiando el no uso del automóvil, con un programa de alojamiento gratuito por cada 7 días de no utilización de vehículos con motores a explosión, otorgamos un fin de semana en baja temporada sin cargo. -A los pasajeros que utilicen automóviles, eléctricos, o híbridos, les otorgamos 15% de descuento. A nuestros huéspedes los invitamos a: cuidar el agua; cuando las toallas considere que están sucias arrójelas al piso, de lo contrario déjelas colgadas; no fumar en las habitaciones; entregar el aceite de cocina a la mucama, para su conversión en biodiesel; disponer de los residuos no orgánicos para reciclado; entregamos la bolsa ecológica de transporte, sin cargo.
El apart se encuentra en proceso de certificación de 5 hojas verdes por el uso de biomasa para calentamiento del Spa.

La vecina de Mar Azul Fernanda González Rizzi nos envía esta gacetilla, aunque en los siguientes días la recibimos desde diversos remitentes:
«María de los Ángeles Alejo, directora de la EP N°4, conocida por todos como Marita, fue desplazada de su cargo el día jueves pasado (30/09), por denuncias infundadas... maliciosas... no sabemos, lo que sí sabemos es que MARITA tiene 23 años trabajando de maestra junto a niños/as de nuestra ciudad, con una conducta intachable, también lo hace en la escuela de adultos. Excelente madre, compañera, amiga, siempre al lado de quienes en el barrio necesitaban una mano para poder adquirir algún derecho vulnerado, trabajó en la huerta del barrio de Monte Rincón, fue maestra alfabetizadora en la SOFO durante dos años, muchas adultos aprendieron a leer y escribir con ella, se la vio acompañando familias al hospital, juntando alimentos o simplemente enseñando, a grandes y chicos, enseñando a ser libres, a PENSAR y ACTUAR EN LIBERTAD, ¿por eso mismo será que molestaba? Porque formó una RED en la escuela con Organizaciones del Barrio para que la ayuden a trabajar en proyectos que defiendan y protejan la inclusión de niños y adolescentes, participó en los talleres de EN DEFENSA DEL MÉDANO COSTERO (los trabajos de maestros y chicos, así lo demuestran) además de su trabajo responsable y las horas extras que cada día le pone a su labor de docente En fin, MARITA siempre estuvo en un solo lugar, el lugar de educadora, de militante de Derechos Humanos, con total trasparencia y honestidad. No sabemos por qué con tanta rapidez «la apartan» de su trabajo, sólo sabemos que es INJUSTO, y la INJUSTICIA duele.

Agradecimiento

«El viernes 17 de septiembre, mientras transitaba por la calle Juan de Garay, en compañia de Gonzalo (el menor de mis hijos), sufrí un accidente automovilístico. Los dos tuvimos que concurrir a la Clínica del Sol para ser atendidos. Gracias a Dios estamos bien. Necesito en esta oportunidad, solo decir GRACIAS! Fue mucha la gente que concurrió al lugar del choque ni bien se enteró, mucha más la que llamó por teléfono o se llegó hasta mi casa o paró a Lucas o a Santiago preguntando por nosotros. De más esta decir que toda esa gente ofreció su ayuda. Me alegra mucho el saber que haya tanta gente que se preocupa por el otro, cosa un poco inusual en los tiempos que corren. Simplemente y de verdad, MUCHAS GRACIAS A TODOS ELLOS!!! Con sincera emoción,
Lizzy Tochetto

Aclaración

Como informáramos en la edición de septiembre pasado, por orden expresa de las autoridades correspondientes, El Chasqui ya no se encontrará en las oficinas de turismo dependientes de la municipalidad de Villa Gesell. Esto no entorpecerá en absoluto la normal circulación de nuestro periódico en los más de cien puntos de distribución gratuita. Rescatamos la predisposición de los empleados de esas oficinas, quienes continuamente nos pedían reposición de ejemplares para informar a los turistas de la manera más completa posible. Tampoco queremos presentarnos como víctimas de la censura, ya que de las mismas oficinas de turismo habían surgido los requerimientos a los que siempre respondimos. Queremos creer, como decíamos en septiembre, que la publicación de cartas y notas contra el proyecto Mandalay, en la duna costera del norte de Villa Gesell, no tiene relación alguna con la decisión tomada.

Biblioteca ecológica
en La Aldea Hippie

La Aldea Hippie acaba de inaugurar su biblioteca hecha con botellas de plástico descartable. Allí, como mencionamos en la revista por los diez años de El Chasqui, podrá consultarse la colección completa del periódico. En la biblioteca circulante de la Aldea se prestan libros de manera gratuita. El sábado 16 de octubre, en la Aldea Hippie de Mar de las Pampas, tendrá lugar un taller de construcción de casas con botellas plásticas, en el horario de 10,30 a 20 hs. con receso para almorzar. El curso consta de una charla preliminar, tratamiento de botellas para su posterior armado, conocimiento del método de armado, materiales y herramientas. Después de un receso el curso continúa con el armado de paneles para casas y armado de panel para ventana y/o puerta. El costo es de $75 o bien su equivalente en libros para la biblioteca. Incluye el almuerzo en el Bar La Borracha. Más información: (02255) 45-4364 /011) 68379703; o bien dirigirse por correo electrónico a: treintaynuevegrados@hotmail.com

Contrafestejos
en Mar Azul

Por cuestiones de calendario y organización se confirma que el Contrafestejo en Mar Azul se realizará el sábado 9 y el domingo 10 de octubre entre las 15 y 21. Participan organizaciones sociales, artistas plásticos, músicos, actores, titiriteros, magos, payasos, maestros… familias. Se trata, finalmente, de un encuentro de resistencia hacia la cultura dominante, donde artistas, comunicadores y organizaciones sociales y barriales expresan su postura frente a la realidad, su descontento con la homogeneidad occidental y muestran su propuesta de cambio con su palabra y su obra. Los esperamos a todos. Literalmente. En el Centro Cultural Mar Azul, Miramar entre calle 45 y 46, Mar Azul.
En otro orden, se concreta el Taller de producción y realización de Radio, en formato intensivo, a cargo del equipo de trabajo que llevan al frente los Hermanos Viale. Las fechas programadas son el viernes 15 de octubre, de 16 a 19, y el sábado 16, de 10:30 a 13:30. Inscripción previa en el 47 5709, 45 8241 y 15 409649 (También pueden venir directamente, pero está bueno anotarse así los esperamos…)
Comisión de Prensa
Centro Cultural Mar Azul

Objetos perdidos

El kiosco de diarios Chechu actúa como receptoría de objetos perdidos en Mar de las Pampas. Aquellos que encuentren objetos extraviados podrán acercarlos al puesto, en Las Toninas y Cruz del Sur (todos los días de 10 a 16. Tel.:47-0889)

Dojo Zen

Aquellos que deseen acercarse a practicar Zazen, pueden hacerlo en el Zendo Shòrin, (Zendo del Bosque del Despertar). Cabañas Despertar: Querandíes e/Garay y El Ceibo. Mar de las Pampas Tel: (02255) 47-7771.

Distribución de El Chasqui

En Villa Gesell usted puede retirar ejemplares gratuitamente en Cotel, Los Robles, Cevigé, Cerrajería Alberto. Para asegurarse que siempre haya ejemplares, concurra al local de Compostura de calzados Choper, en Paseo 110 e/ 2 y 3 de 10 a 13 y 17 a 20.30. En Lomas de Zamora, en Alimarca, Av. Hipólito Yrigoyen 9150. (011) 4243-4611. Lamentablemente, en la casa de Villa Gesell en la ciudad de Buenos Aires, donde repartimos durante diez años, hasta el mes pasado, no podemos hacerlo más por la decisión de las oficinas de turismo del municipio de Villa Gesell (ver Aclaración). La idea de la distribución gratuita está basada en el retiro de UN ejemplar por persona. Aquellos comercios que no desean publicar en El Chasqui pero sí quieren ejemplares pueden solicitar cotización para que les sean entregados en la dirección indicada. (47-9595) (www.elchasquiweb.blogspot.com).


Nuestros vecinos




(Por JPT) Tras las notas con Lizzy Tochetto, en el mes de agosto, y con Horacio Taranco, en la edición de septiembre, hoy es el turno de Leónidas Bocchieri, de la vinoteca Pampas del Nonno. Leónidas abre todos los días, así que aun fuera de la llamada temporada alta es fácil encontrarlo en su local del Pasaje Sureño y más fácil todavía prenderse en largas charlas sobre los más diversos temas; entre tantas cosas que hablamos cada vez que le dejo los ejemplares de El Chasqui o me llevo un vino, un día supe que Leónidas había completado los estudios de
arqitectura pasados los cincuenta y otro, mientras divagábamos sobre un libro o sobre la música de Schubert, me contó que a fines de la década del sesenta había vivido en
Estados Unidos y, de repente, se encontró con una citación para ir al frente de guerra en Vietnam. Ocurre que los yanquis, cuando otorgan la tarjeta de residencia a un extranjero, en el paquetito de derechos y deberes incluyen, entre éstos últimos, el de la obligatoriedad de acudir al «llamado de las armas». El bueno de Leónidas, que no tenía la menor intención de inmolarse en las aventuras imperiales del Tío Sam, inició entonces una verdadera fuga desde Nueva York, donde vivía y había conocido a Catherine. Así apareció en Florida y cuenta que en realidad me salvó una funcionaria norteamericana que ni me conocía ni hablaba castellano ni nada, excepto que sin duda estaba en contra de la guerra; ella me dijo que mandaba a pedir unos papeles, por lo de la citación, y que los «cajonearía» todo el tiempo posible mientras me iba del país. Quedaba claro que ya no podría volver porque me convertirí
a en desertor, pero eso me importaba muy poco. En Florida los padres de un amigo me recibieron y trataron como a su propio hijo, algo muy difícil de olvidar, y entonces Catherine, que es ciudadana norteamericana, viajó desde Nueva York y nos casamos. Después nos vinimos para la Argentina y nunca más pisé Estados Unidos, aunque creo que el tiempo de veda por la deserción es de veinticinco años y ya pasaron más de cuarenta. Entre paréntesis, si alguien saca las cuentas, más o menos deduce la edad de Leo y si lo conoce personalmente, es muy probable que concluya conmigo que está en formol. Bueno, pero todo esto ya me lo había contado antes, ahora vamos a lo que nos relató hace unos pocos días, en concreto sobre cómo conoció Mar de las Pampas: Yo vivía en Necochea y viajaba a Villa Ventana para construir y vender, dentro de mis trabajos como arquitecto, en sociedad con mi hermano. Pero cuando mi hermano murió, de manera repentina, no quise volver a Villa Ventana; fue mi yerno, también arquitecto, el que me interesó para que viniera a conocer Mar de las Pampas, allá por el 2002. Me acuerdo que vine solo, el lugar me maravilló y esa noche me quedé a dormir en el auto. Era otoño. En la inmobiliaria Mar de las Pampas me atendieron Marisa Arredondo y César Beltrame. Me mostraron varios terrenos y me entusiasmé con la idea de construir y vender. Yo estaba casi en bancarrota, así que con lo que conseguí juntar compré un lote y decidí arrancar. Otro recuerdo que tengo es que al concretar la compra del terreno, Antonio Vázquez, el papá de Jorge, me dio una tarjeta para que fuera a comer con mi señora al restaurant Las Calas, (de Adrián y Valeria, entre 1999 y 2005, donde hoy está la peluquería de Gottardo) invitados por él. Al darme la tarjeta casi me ordenó: «y asegúrese de tomar un Rutini». En menos de un mes ya estaba instalado en el lote con una casa rodante y empecé a cons
truir. Las primeras personas con que me relacioné fueron los Marsano (de Green Port), que tuvieron una predisposición maravillosa en todos los sentidos, gente muy desprendida, de los que dan si
n esperar absolutamente nada a cambio. El asunto es que vendí la casa sin terminar y los compradores a su vez me contrataron como arquitecto para concluir la ejecución del proyecto. Con eso compré otro lote y repetí el ciclo de idéntica forma.
Mientras tanto la familia de Leónidas estaba en Necochea y la vida en la casa rodante se prolongó por un año y medio. Catherine venía continuamente a visitarlo y se quedaba unos días en la casa rodante con él. Después de vender la segunda casa, empiezan a llegar los encargos, por ejemplo la construcción de tres casas en tres lotes contiguos, una de ellas la del hermano de Soledad Silveyra. También me encargaron la obra de lo que sería la mitad del Pasaje Sureño y las reformas de Green Port y de lo que era el local de Genoa. En ese tiempo mi hija Anabel dejó los estudios en Mar del Plata y se instaló acá con la vinoteca, después de haber hecho un curso de «somelier». Ella empezó y siguió unos tres años Por mi parte compré un lote para hacerme la casa, y enseguida armé una pequeña cabañita de madera en la que ya se instaló conmigo Catherine, que por fin dejó de ir y venir desde Necochea. Mientras tanto Anabel decidió retomar los estudios y yo me hice cargo de la vinoteca; entonces paré con la construcción para dedicarme sólo a proyectar. Acá Leo nos cuenta que sus obras no se reconocen porque nunca les puso cartel... ya sé que debería haberlo hecho, pero me hago cargo. Al frente de la vinoteca inicia la etapa de entrega de arbolitos recién nacidos, que regala desde hace varias temporadas: ya estamos a punto de llegar a los 3.000 arbolitos entregados. Todo había empezado en mi etapa de «bancarrota» en Necochea; decidí emplear mi tiempo en la escuela primaria de mis hijos, dando clases de ecología. Fundé un vivero escolar. Los chicos de primer grado aprendían a reconocer las especies que estaban dentro de determinado radio con respecto a la escuela; después aprendían a identificar y recoger semillas y finalmente las sembraban. A todo esto el municipio de Necochea nos cedió una fracción de tierra en el Parque Miguel Lilio. Al año siguiente de empezar esa experiencia incorporé a los chicos de segundo grado y cada año agregaba un grado más. Al cabo de cuatro años los mismos alumnos plantaban árboles en la vereda, árboles que tenían la misma altura de ellos. Después empezamos a responder a pedidos de forestación en instituciones sin fines de lucro y forestamos a la vera del río Quequén. Con la escuela prepararon mil palmeras para poner en mil macetas que había comprado una inmobiliaria, y entonces Leónidas se trepó a una de esas enormes máquinas que parecen robots y lo elevan a uno hasta esas alturas de vértigo, para obtener semillas de las palmeras gigantescas de Necochea. Las facetas de Leo son múltiples, y entonces cuenta que a los chicos les enseñó a hacer barriletes: vinculaba la construcción de los barriletes con la matemática, les incluía allí las nociones de Pitágoras; me iba con treinta y cinco o cuarenta pibes a la playa y cada uno remontaba su propio barrilete. Intentaba poner todo en un comjunto, en un paquete en el que se entramaran las nociones de ecología, la práctica concreta con los árboles y también con los barriletes, y finalmente incorporar las matemáticas casi como un entretenimiento, como algo que los chicos pudieran incorporar más allá de lo abstracto.
La charla continuaba en la vinoteca mientras entraba algún cliente. La gente viene a Mar de las Pampas bien predispuesta, a pasarla bien, y nosotros los esperamos bien predispuestos, entonces se genera una energía positiva que está en el aire, se percibe, es una sensación muy particular, nuy agradable. Más allá de todo, en momentos en que en el país las cosas pueden aparecer revueltas, acá una sensación predominantemente grata flota en el aire. Después nos cuenta el prototipo del comportamiento del turista, al menos de la parte que a él le toca tratar en su trabajo en la vinoteca: primero llega muy formal, algo duro, pero después se ablanda y se producen charlas de media hora o más muy enriquecedoras; llega gente de muy buen nivel cultural con perfil bajo y dispuesta al diálogo. Es gente que contagia, trasciende un universo de sensaciones, brota lo genuino, lo natural que espontáneamente se cruza. El otro día, por ejemplo, vino un tipo que me empezó a hablar de su auto. Al rato me preguntó si no quería verlo, que lo tenía en la calle; ahí supe que sin duda sería un auto de colección. Salimos. Me llevó a dar una vuelta por el bosque. Era un Ford a bigote de 1929, impecable, reluciente, lo había traído manejando desde Buenos Aires. En este punto Leo recordó que en su familia habían tenido un Ford del ‘31, muy similar, se metió en los recovecos de su local y de su memoria y apareció con una foto en la que se veía el auto en cuestión, me mostraba la foto con ojitos brillantes, transmitiendo en ese mismo acto esa energía de la que antes hablaba, colaborando con su actitud siempre positiva a crear el mismo clima grato que tanto insiste en destacar.
Después nos siguió contando del señor del Ford del ‘29, de los ochenta autos y doscientas personas que mostraron sus autos de colección en Pinamar, que habían quedado en contacto para organizar la muestra el año siguiente en Mar de las Pampas, por ejemplo en otoño, porque sería interesante que... y si uno sigue hablando con Leónidas no tendrá más remedio que contagiarse y salir de allí queriendo hacer algo, encarar algo, proyectar, concretar, poner en algún lado toda esa energía que este hombre inquieto de barba inconfundible, ojos chispeantes y andar rápido, desparrama sin proponérselo mientras sentencia: de acá si no me echan no me voy.

Urbanismo y Construcción

Caracterización y estado ambiental
de Mar de las Pampas. Tercera parte

Violante (1988) reconoce para el relleno cuaternario Pleistoceno medio – Holoceno la existencia de nueve unidades litoestratigráficas:
a) Formación Laguna Limpia (Pleistoceno medio a superior).
b) Formación Lomauquén –Facies La Nutria y Chacra M. Blanco (Pleistoceno medio).
c) Formación Canal 5 – Facies Los Médanos y Santa Ana – (Pleistoceno superior).
d) Formación Atlántida (Pleistoceno superior).
e) Formación Macedo (Pleistoceno superior).
f) Formación Medaland – Facies Faro Querandí, Puesto El Pájaro y Cañadón Grande – (Holoceno inferior).
g) Formación Mar Chiquita – Facies Puesto del Tigre, Aº de las Gallinas, La Diana y San Francisco (Holoceno superior).
h) Formación Arroyo Chico –(Holoceno superior –Subactual).
i) Formación Punta Médanos (Parker, 1979, Holoceno superior – Actual).
En esta última Formación se encuentran los médanos sobre los que se asienta fundamentalmente la urbanización de Mar de las Pampas. La localidad tipo de esta Formación se encuentra en Punta Médanos, a unos 75 km. al norte y se correlaciona con la Formación Faro Querandí (Schnack et al., 1982).
Geomorfología
Marcomini (2002) considera que el paisaje actual presenta un relieve llano con ocasionales sectores más deprimidos, que conforman bajos y lagunas y más elevados integrados por el campo de dunas activo.
Las características de este relieve, como se mencionó con anterioridad, son la consecuencia del accionar de diferentes procesos geomorfológicos que han actuado durante el Cuaternario. En la costa, la cadena de médanos costeros y las playas asociadas alcanzaban durante el Holoceno su actual configuración, sepultando los antiguos sedimentos de la barrera litoral. Las cotas varían muy poco en largas distancias, con alturas máximas del orden de los 5 m.s.n.m., con excepción del sector correspondiente a las dunas activas donde se alcanzan cotas de 10 a 30 metros. Son dunas costeras, constituidas por arenas medianas a finas castaño – amarillentas, con un tamaño medio de grano entre 0,204 y 0,261 mm y presentan la típica estructura entrecruzada eólica. El área urbana se asienta en un sector de este campo de dunas desarrollado a lo largo de la costa. En el campo de dunas naturales predominan los procesos de transporte y sedimentación eólicos, empero en los sectores urbanizados y densamente forestados la acción de este agente se encuentra inhibida y se inician procesos edáficos.
La faja medanosa costera propiamente dicha presenta formas irregulares, propias de un sistema litoral, con morfologías tales como dunas longitudinales, transversales, crestas barjanoides y barjanes. En la zona urbana la morfología medanosa ha sido alterada por la sobreimposición parcial de construcciones y aperturas de sendas y calles.
Se presenta una gradación de oeste a este de dunas inactivas por fijación vegetal natural a antrópica, que poseen una morfología suave, de tipo piramidal y/o compuesta (también dómica) y se concatenan sin solución de continuidad con bajos intermedanosos. Ya en el espaldón de la playa se encuentra una neoforma antrópica conformada por una cresta o berma artificial del orden de los 4 m, que a modo de duna costera separa el ambiente de playa del sector urbano. Según información oral esta berma, conocida por los habitantes con el término duna, se habría construido en una etapa temprana de la urbanización con el objeto de la protección ante los fuertes vientos de los cuadrantes oceánicos.
Características Edafológicas
Los suelos desarrollados a partir de acumulaciones arenosas (dunas), se vinculan estrechamente al continuo cordón medanoso del litoral atlántico (Cordón Costero), (INTA, 1988). En todos estos arenales se pueden diferenciar las dunas vivas, las semifijas y los espacios interdunales. En la costa son típicos los entisoles, constituyendo dunas vivas con un perfil de suelos consistente en una capa continua de arenas incoherentes, sin diferenciación alguna ni estructuras y desprovistos de sustancia orgánica y materiales políticos. La arena forma el 100% de estas acumulaciones. El espesor de estos depósitos permite el desarrollo ilimitado de las raíces de las especies que se implantan en ellos.
Estos suelos se caracterizan por su permeabilidad muy rápida, capa freática profunda y ausencia de peligros de anegamiento. En las depresiones intermedanosas situadas entre las dunas vivas la capa freática se encuentra más cercana a la superficie, lo que posibilita el crecimiento espontáneo de vegetación natural, aunque sumamente escasa y de poca cobertura. Esta circunstancia ha permitido el desarrollo de un incipiente perfil edáfico del tipo A – C. De acuerdo a la Carta de Suelos de la República Argentina del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el suelo corresponde a la Serie Punta Médanos 2 (PM 2), con un régimen de humedad údico. Se trata de un entisol o suelo mineral con escasa o ninguna evidencia de desarrollo pedogenético. Estos suelos carecen de horizonte de diagnóstico y son por lo general jóvenes, presentando perfiles A – C constituidos por materiales arenosos. Se trata de un tipo de unidad compleja, que constituye dunas semifijas con bajos encharcables. Está formado por un horizonte cubierto por un tapiz herbáceo y que posee numerosas raíces (A 0 – 15) y por otro (C 15 - +) constituido por un material homogéneo, con textura arenosa y color castaño con un Índice de Productividad muy bajo, como consecuencia del escaso desarrollo de su perfil y al excesivo drenaje del área.
ASPECTOS BIÓTICOS GENERALES DEL ÁREA DE MAR DE LAS PAMPAS
Caracterización Ecológica
La zona de estudio se encuentra ubicada fitogeográficamente en la Provincia Pampeana (Región Neotropical, Dominio Chaqueño), y dentro de esta Provincia corresponde al Distrito Pampeano Austral (Cabrera, 1971). El área se caracteriza por una elevada heterogeneidad de hábitats naturales, incluyendo la franja de playa arenosa ó Piso mediolitoral, sistemas de dunas activas y fijas/semifijas, un área forestada artificial y llanura pampeana. Esta zona a su vez presenta características ecotonales, no sólo por la presencia de diferentes y pequeños ecosistemas sino también por su superposición con otra unidad biogeográfica: la Provincia Fitogeográfica del Espinal), combinándose parches de bosque con pastizales. Los ecotonos (franja intermedia, entre dos ecosistemas distintos) albergan diferentes especies; en este caso en particular, organismos que sólo pueden vivir en la franja de dunas costeras que separan el mar de la tierra firme, algunas de ellas endémicas, lo que amplia aún más la riqueza del área. Pero, al mismo tiempo, estos ambientes tan particulares son muy frágiles y tienen más riesgos de deterioro y degradación que otros. Clasificación cartográfica de provincias fitogeográficas argentinas según Cabrera. a: versión de Regiones fitogeográficas argentinas (Cabrera, 1976, 1994) sin el Sector Antártico Argentino (Provincia Antártica, Dominio Antártico, Región Antártica); b: versión revia de la fracción noreste (Cabrera, 1958); c: fracción sureste según la versión de Cabrera y Willink (1973, 1980).
24 Flora
El paisaje se encuentra dominado por tres unidades que le imprimen su fisonomía particular:
a) La franja costera que incluye el Piso Mediolitoral y los médanos
b) La forestación antrópica arbórea
c) la llanura pampeana.
La comunidad representativa de la llanura pampeana es la estepa graminosa, si bien se encuentran otras comunidades como son los pajonales de cortadera, matorrales, cardales, duraznillares, praderas de ciperáceas, pajonales de carrizo, espartillares y pajonales de cardas. La vegetación dunícola (costera) está representada principalmente por los pastizales de Poa lanuginosa e Imperata brasiliensis, pajonales de Cortaderia selloana, estepas herbáceas, mixtas y arbustivas de Senecio bergii, Panicum urvilleanum y Baccharis divaricata, y matorrales de Hyalis argentea, Discaria americana y Schinus johnstonii. En sectores altos de la playa se encuentran comunidades de Spartina ciliata y Sporobolus rigens.
La fijación de dunas, como se mencionó anteriormente, se realizó con abundantes matas de Ammophila arenaria o arundo, Melilotus albus (trébol blanco de olor) y gran variedad de gramíneas. Acacia longifolia, originaria de Australia, fue plantada en los comienzos en la línea de forestación más próxima a la duna costera. Con ella se plantó siempre-verde o transparente originaria de Nueva Zelanda aptos para resistir vientos y la influencia marina. También cipreses, como el lambertiana, con sus variedades horizontal y vertical, alcornoques, aromos, sauces criollos y álamos crecen en el bosque. Mar de las Pampas es el único lugar del partido de Villa Gesell donde se ha plantado el olivo de Bohemia, árbol de pequeño porte, originario de las estepas del centro y sudoeste de Asia y del Mediterráneo. Para muchos habitantes de la zona sus flores pequeñas intensamente perfumadas dan el «perfume» de Mar de las Pampas (Mar de la Pampas. Revista. 2007).
FAMILIA, ESPECIE, NOMBRE VULGAR: POACEAE, Cortaderia selloana, Cola de zorro; Panicum urvilleanum, Toja; Bromus unioloides, Cebadilla criolla; Cynodon dectylon, Pata de perdiz; Poa annua, Pastito de invierno; Poa lanuginosa, Pasto hebra; Imperata brasiliensis, Paja colorada; Ammophila arenaria, Arundo o arenaria; Panicum urvilleanum, Tupe; Spartina ciliata , Espartillo; Sporobolus rigens, Unquillo. CHENOPODIACEA: Heterostachys ritteriana, Jume; Allenrolfea patagónica, Jume negro; Atriplex undulata, Zampa crespa; Cakile marítima, San Bernardo; Coronopus didymus, Mastuerzo. ASTERACEAE: Taraxacum officinale, Diente de León; Trifolium repens, Trébol blanco; Solidago chilensis, Fulel. ASTERACEAE: Cyclolepis genistoides, Palo Azul; Hyalis argéntea, Olivillo; Senecio bergii. ONAGRACEAE: Oenothera mollissima, don Diego. PLUMBAGINACEAE: Limonium brasiliense, Guaycuru. CALYCERACEAE: Calycera crassifolia, sin n. v. SCROPHULARIACEAE: Veronica polita, Verónica. VERBENACEAE: Phyla canescens, Yerba del mosquito. MYRTACEAE: Eucalyptus globulus, Eucalipto. PINACEAE: Pinus maritimus, Pino marítimo; Pinus radiata, Pino insigne; Pinus pátula, Pino mejicano; Pinus halepensis, Pino de Alepo; Pinus tumbergii, Pino japonés. CUPRESSACEAE: Cupressus lambertiana, Ciprés lambertiana; C. sempervirens var. horizontalis, Ciprés horizontal; C. sempervirens var. verticalis, Ciprés vertical. ELEAGNACEAE: Eleagnus angustifólia, Olivo de Bohemia. FABACEAE: Acacia melanoxylon, Acacia negra; Acacia longifolia, Acacia trinervis; Acácia dealbata, Aromo; Ulex europaeus, Tojo. SALICACEAE: Salix humboldtiana, Sauce criollo; Populus sp, Álamos. TAMARICACEAE: Tamarix gallica, Tamarisco. MYOPORACEAE: Myoporum laetum, Mioporo. FAGACEAE: Quercus suber, Alcornoque.

Cuentos de Juan Forn

Casa con fantasma

Llovía y hacía frío en Rio de Janeiro, aunque suene increíble. Frío en serio, casi de los nuestros, y tres días seguidos lloviendo. Y era mi último día allá, y lo tenía libre. Así es como fui a parar a la casa más linda y más triste que vi en mi vida. Fui porque me dijeron que era un museo y que podría encontrar cosas sobre Ana Cristina Cezar, la Alejandra Pizarnik brasilera. Lluvia, frío y poeta suicida en la ciudad del sol, el mar y la alegría, quién se lo podía perder.
La casa era una mansión con pileta y cascada propia clavada en medio de un morro, modernísima cuando se inauguró en 1951 (vidrio, hormigón y vegetación tropical combinados en grado supremo de elegancia). La mandó construir el banquero y embajador y amante del arte y filántropo Walter Moreira Salles, quien tuvo tres hijos en esa casa y fue feliz allí veinte años, con su familia y sus invitados (desde Greta Grabo hasta Juscelino Kubitschek) hasta que un día todo terminó: separación de los padres, los hijos que crecen y se van yendo ellos también, la casa queda abandonada, el tupido bosque tropical que la separaba de la favela Rocinha va adelgazándose cada vez más, hasta que la familia la dona la Estado convertida en el exquisito museo y sala de exposiciones y centro cultural que es hoy. Cuando digo la familia me refiero a los cuatro hijos que se fueron yendo de aquella casa, que hoy son el cineasta Walter Salles; el banquero Pedro Moreira Salles, capo del poderoso Unibanco; el creador de la editorial Companhia das Letras, Fernando Moreira Salles, y el más retraído y menos conocido de los cuatro hermanos, el que importa en esta historia, el documentalista Joao Moreira Salles.
Hay casas que hablan. Hay casas con fantasma, y esa tarde de frío y lluvia en que nadie en su sano juicio se aventuró a ir hasta el Instituto Moreira Salles, yo comprobé que es posible que una casa se convierta en centro cultural y logre que su fantasma siga presente. Me refiero a Santiago Badariotti Merlo, el mayordomo ítaloargentino de la familia Moreira Salles desde que se inauguró aquella casa hasta que se vació, el mayordomo que tocaba Beethoven en el piano Steinway, declamaba a Ovidio en latín y hacía los arreglos florales de la casa inspirado en partituras clásicas, hasta que, a principios de los ’80, cuando la casa se vació, él se fue a vivir a un departamentito en Leblón. En 1992, cuando Santiago tenía ochenta años y le faltaban menos de dos para morir, el joven Joao intentó hacer un documental con él. Durante cinco días lo filmó obsesivamente en la minúscula cocina de aquel mínimo departamento.
Con el testimonio de Santiago (y escenas adicionales, filmadas en la casa familiar ya abandonada), Joao pretendía hacer una película de una belleza y un rigor absolutos, ala manera de su admirado Ozu. Terminó ahogándose en sus propias exigencias: meses después abandonó el proyecto. Pasaron doce años, en los cuales Joao se convirtió en un documentalista multipremiado y entró luego en crisis total, con su métier y con su vida. En medio de esas crisis, se sentó a ver de nuevo aquellas nueve horas de material fílmico sobre Santiago y la casa de la Gàvea, y de golpe vio cuál había su pecado, cinematográfico y existencial: en ningún momento de esos cinco días había dejado de tratar a Santiago como a un sirviente. Todo lo que le había permitido contar a cámara era lo que él quería oír. Incluso lo poco que le había dejado relatar de su vida anterior o exterior a los Moreira Salles era para explicar cómo había llegado a ser mayordomo y custodio de esa casa. Pero precisamente por entregarse así a ese rol, Santiago había terminado por encarnar en sí mismo todas las alegrías y tristezas de la casa de la Gávea. Más que su fantasma, era el espíritu de esa casa.
Joao estuvo más de dos años trabajando hasta convertir aquellas nueve horas de filmación en un hermosísimo documental de 79 minutos. Sólo se permitió agregar su voz en off confesando aquello que la cámara no supo registrar. El resto es Santiago puro. Aunque llevaba cuarenta años viviendo en Brasil cuando lo filmó Joao, y antes había servido diez años a una familia inglesa, y además escribía con absoluta corrección en cinco idiomas (francés, inglés, italiano, español y portugués), Santiago habló hasta el final de su vida en una mezcla cocoliche de argentino coloquial y portugués, al menos con sus personas de confianza. Con esa lengua propia rememora para Joao sus años en la Gávea. Cuenta que cuando terminaba de hacer un arreglo floral retrocedía dos pasos y les decía a las flores «Ahora canten» y éstas abrían lentamente sus pétalos. Cuenta que su cumpleaños más hermoso lo pasó trabajando, una noche que había una fiesta muy especial, y de pronto la señora de la casa se le acercó con una copa de champagne y se la tendió y pidió a todos sus invitados que brindaran con ella «porque hoy cumple años mi querido Santiago». Cuenta que una madrugada lo descubrieron tocando el piano vestido de frac, y cuando le preguntaron por qué estaba vestido así él contestó: «Porque estoy tocando Beethoven» (en cambio, a Vivaldi lo tocaba con castañuelas, cosa que accede a repetir para la cámara de Joao).
Cerca del final de la película, en un momento en que cree que no lo están filmando, Santiago dice: «A veces me espanta mi sensibilidad». La pantalla vira entonces a negro y la voz en off de Joao nos dice: «Cuando Santiago me quiso transmitir su revelación más íntima, yo le negué ese derecho. No encendí la cámara. Quedó grabando el sonido, pero la cámara no». Con la pantalla aún en negro se oye entonces la voz de Santiago que dice: «Joaozinho, hay algo que me gustaría decir antes de que te vayas, algo que me gustaría decir con las palabras de un soneto que comienza así». Y su voz cambia por completo y empieza a recitar: «Pertenezco a un núcleo de seres malditos...». Pero desde el fondo de la oscuridad, la voz taxativa del joven Joao lo corta en seco: «No hace falta entrar en eso».
A lo largo de cincuenta años, en sus ratos libres, Santiago acumuló más de treinta mil páginas escritas en cinco idiomas y dactilografiadas por él mismo en su Olivetti, que conforman una especie de historia universal de la nobleza, tan infinita como conmovedoramente inútil. Allí transcribe listas comentadas que van desde la civilización hitita hasta Hollywood: seis mil años de historia de todo el mundo, mongoles, mayas, papas y visires, santos y asesinos, reyes y entenados, mártires y artistas, venganzas y milagros. Santiago guardaba el enorme manuscrito acomodado en varios estantes de una biblioteca, divididos en carpetas atadas con un primoroso lazo rojo que se hacía traer de París. Cada domingo hasta que murió, aireaba esas páginas y volvía a acomodarlas en su biblioteca. Cuando murió, se las dejó a Joao. Hoy se conservan en el Instituto Moreira Salles, delicadamente custodiadas por el fantasma de Santiago. Aquellos que no tengan la suerte de ir alguna vez a la casa de la Gávea, tienen igual oportunidad de conocer a su fantasma, desde el 18 de septiembre hasta el 30 de octubre, cuando la Fundación Proa proyecte el documental de Joao.

Teléfonos útiles

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Comisaría 101
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Salita de Mar Azul 45-3463
Médico en Mar de las Pampas 45-8921
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Farmacia 45-1827
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La Familia Viajera 33

WAIMIRI ATROARI
Llegamos a la reserva Waimiri Atroari. Con cierto respeto entramos en ese lugar donde tanto nos habían hablado de los indios. Otra vez era la leyenda de los robos en la ruta y demás historias que uno no les presta atención en las ciudades, pero cuando se va entrando en la reserva y comienzan los carteles de la ruta, el upite se te va frunciendo y la imaginación comienza a funcionar. Me imaginaba a los indios cocinándonos en sus cacerolas, «hombre blanco a la cazadora», cuando vimos los carteles: «PROHIBIDO PARAR»; «NO SACAR FOTOS»; «NO DETENERSE»; «NO PISE A LOS ANIMALES», «NO FILME», «SIGA ADENTE», «NO PARE». La ruta no estaba muy mantenida y había pozos muy grandes, donde debíamos casi detenernos para esquivarlos o pasarlos por encima. La vegetación se pone impresionante, altísima. La sombra que producen las plantas da la sensación de que estuviera anocheciendo de golpe, a pesar de que eran las dos de la tarde… ¡se acercaba la hora de la cena de los Waimiri Atroari!
Una vez más el verde y el rojo se hicieron notar: la tierra se volvió muy colorada. El verde explotaba en esa selva, ríos y arroyos bordeando o cruzando la ruta. Pasaban unos loros muy grandes volando bajo, y nos regalaban sus coloridos anaranjados en la panza y azules con verde en las alas.
Otra vez los carteles al costado de la ruta: «NO PARE», «NO PISE A LOS ANIMALES». Los carteles tenían dibujos de animales, tortugas, gatos monteses o leopardos. Subidas, bajadas, curvas cerradas. La velocidad era muy lenta pero permitía disfrutar el paisaje y teníamos varias horas por delante. En realidad, hasta las seis de la tarde, para cuando si no habías salido de la reserva los «muchachos» se ponían molestos.
En una subida, a medida que avanzábamos por la pendiente, la marcha se hizo más lenta y no pude sacar el cambio. Los nervios me asaltaron y, tomando la palanca con las dos manos, intenté sacar la cuarta marcha, pero era imposible. El Bedford se detuvo. Me tenía que bajar a ver qué hacer sin asustar a mi familia que estaba pendiente del problema. Nos detuvimos en ese lugar prohibido y que todos sabíamos que a los indios no les gustaba nuestra presencia. Me tiré al suelo y bajo el Bedford me di cuenta que no podía hacer nada. Además, no estábamos haciendo caso del pedido de los indios, a través de los carteles, de que los respetasen. A pesar del miedo, por unos segundos disfruté del silencio del motor y escuché en el silencio los ruidos de la selva. Nunca escuchábamos otra cosa que no fuera el motor en marcha. La sensación única de comunicación que transmitían los sonidos de los animales, hasta parecían sentirse mejor los olores y los colores. Los sonidos eran diferentes, desconocidos para nosotros, llegaban de distintos lugares pero parecían estar en comunicación entre sí, armónicos, informándose unos a otros que se acercaba la hora de la comida y nosotros seríamos el plato principal. Un camión pasó llevando indios en la carga. Algunas mujeres sin camisa, con sus pechos descubiertos, nadie nos sonreía ni se detuvieron, sea para ayudar o condimentarnos para la cena. Subí nuevamente al Bedford y le di arranque, sin pisar el embrague, empujando la palanca para sacar el cambio. En el primer empujón saltó la marcha y salimos enseguida. Sólo que no utilizaríamos la cuarta, sólo primera, segunda y tercera. La tensión comenzó a subir porque no sabíamos qué pasaría si rompíamos la caja de velocidades en la reserva, con tantos carteles que prohibían parar y cómo explicaríamos que era un problema mecánico y que no estábamos faltándoles el respeto. Disfrutamos del paisaje. Unos indios que caminaban al costado de la ruta nos saludaron, buena onda, vestidos con pantaloncito de fútbol y arco y flechas en sus espaldas. Nos quedaban 80 kilómetros de ruta para salir de la reserva y debía ser antes de las seis de la tarde. A cuarenta kilómetros por hora, como veníamos andando, llegaríamos sobre la hora, siempre y cuando el camino no se complicara y el Bedford no se trabara nuevamente. El camino mejoró mucho y en un olvido puse cuarta, pero sin intentar sacar el cambio, sólo aceleramos y avanzamos. Finalmente llegamos a salir de la reserva en hora y paramos al final del camino, donde había un puesto de artesanías de los Waimiri Atroari; les compramos algunas artesanías para nosotros y también para vender más adelante. No teníamos mucho dinero para comprar, lo cual era una lástima porque nos gustaba ayudar, los precios eran muy buenos y las artesanías también.

BOA VISTA
Llegamos a la última ciudad de Brasil, otra etapa superada que festejamos algo nostálgicos por dejar Brasil a la vez que ansiosos por estar tan cerca de Venezuela. En mi interior tenía mucho miedo de que el Bedford dijera basta (con toda razón). Sólo estábamos a 180 kilómetros de Venezuela ¡y de un mecánico, por favor! Me sentía mal por exigirle tanto al Bedford, que necesitaba con urgencia mucho cuidado y nosotros sólo le dábamos trabajo. Nos dirigimos a Plaza Das Aguas, el lugar que nos aconsejaron para vender artesanías. Oscurecía y la gente salía a dar una vuelta por la plaza. Estacionamos al Bedford para llamar la atención de nuestros clientes y con las artesanías expuestas en un banco de la plaza, esperamos que se acercaran a conocernos. Recibimos mucha gente y contestamos miles de preguntas, pero sólo vendimos cinco reales. Nos encontramos con una pareja de argentinos que viajaban en una camioneta Defender; los habíamos visto en Buzios y fue una alegría saber que estaban bien y seguían en viaje. Hablamos un montón de lo pasado y de lo que seguiría. A la noche nos quedamos a dormir en la plaza porque era muy tranquilo, previo pedir permiso a la vigilancia. El policía nos aclaró que no se permitía pero que en nuestro caso era un placer poder ayudarnos.
A la mañana siguiente nos fuimos despidiendo en nuestros corazones del gran Brasil.

ADIÓS BRASIL, MUITO OBRIGADO. ¡GRACIAS BRASIL POR SU CARIÑO Y POR ENSEÑARNOS TANTO!
Las sensaciones y emociones eran muy diversas. Habíamos recorrido la parte más difícil del viaje, por las rutas, el Amazonas y tantas cosas que ni teníamos en cuenta, tanta belleza de la naturaleza y al entrar en el Estado de Maranhon, los caminos destrozados. Una etapa increíblemente dura y superada. Miles de kilómetros recorridos y muchos amigos quedaron atrás. No sabía cómo agradecer a la gente de Brasil, por su simpleza y espontaneidad, por su cariño y alegría, nunca pensamos en recibir tanta hospitalidad y cariño, tanto ánimo y aprobación a nuestro proyecto de cumplir este sueño, que hubiese sido imposible sin la ayuda de este pueblo maravilloso que estuvo en cada momento al lado nuestro para ayudarnos, acompañarnos y enseñarnos como un padre a un hijo en los primeros pasos de las artesanías para lograr solventar este viaje. Dejar este cariño y seguir viajando daba mucha pena, a la vez que debíamos seguir nuestro camino. El precio tan alto del combustible nos obligaba a quedarnos para reunir el dinero para llenar el tanque que luego de quinientos kilómetros quedaba vacío, y esto se repitió muchas veces en un país tan grande e interesante como éste. Algunas veces reuníamos el dinero para el combustible pero luego de hacer las compras de la comida, debíamos salir a vender de nuevo. Daba mucha bronca salir de un país tan maravilloso, tanto en su naturaleza como en lo humano, con tanta prisa y con esa sensación de ilegalidad que nos dejaba indefensos en cualquier imprevisto. Amenicemos en la Plaza Das Aguas. No saldríamos con la primera luz a la ruta. Estábamos cerca de Venezuela, en pocas horas llegaríamos a Santa Elena, primera ciudad en la frontera. Nos habían hablado del precio del combustible, muy barato, pero no pudimos entendernos con el taxista que nos contó, que según él prácticamente lo regalaban o no supimos hacer la cuenta del cambio.
Luego de comprar con los últimos reales que nos quedaban algunas artesanías, que nos dijeron que en Venezuela serían más caras, salimos a la ruta con un hermoso día de sol. El Bedford seguía igual, sólo que el camino se puso malo: pozos, curvas cerradas, subidas y bajadas. El alternador o el regulador de voltaje enloqueció y, mientras una luz roja indicaba que no estaba cargando, la aguja saltaba de positivo a negativo. No tenía idea de qué pasaba, pero tampoco podía hacer algo al respecto. La caja de cambios empeoraba y la tercera también costaba ponerla y sacarla y para poner segunda debía aminorar tanto la marcha que debíamos parar, poner primera, luego segunda y en cada subida nos trasladábamos a velocidad caracol. Los frenos eran un desastre, además de no frenar hacían un ruido que parecía que se estaba por partir el tren trasero. No identificaba si el problema era en el diferencial o algo en el eje trasero, pero no podía detectar nada con mi escaso conocimiento en el tema. Cuando apretaba el pedal de freno, el ruido aumentaba que daba miedo, lo que hacía que cada vez manejáramos más despacito. Como la caja estaba tan mal tampoco podíamos hacer rebajes y, como los frenos casi no frenaban o si los apretaba fuerte por una necesidad, parecía que algo se rompería, debíamos seguir muy lentamente. Al sacar el cambio y frenar, el motor se aceleraba y desaceleraba como el alternador. El humo del caño de escape al acelerar era negro y al desacelerar, blanco… Sufría como una madre al ver el estado del Bedford y me sentía culpable de seguir exigiéndolo como para romperlo del todo. La temperatura del agua subía. Debíamos parar a un costado de la ruta y echarle agua al radiador, todo esto en una ruta en muy mal estado y sin banquinas; pero, por suerte, a diferencia del resto de Brasil por ahí no nos pasaban los camiones a mil por hora. La ruta era más tranquila y sólo pasaban los autos brasileros que iban en busca de combustible. Otra vez puteaba contra las leyes, porque todo esto podría ser menos estresante si lográbamos parar y arreglar el colectivo. Pero no teníamos más permiso para estar en Brasil. No había opción: detenerse en un mecánico sería multiplicar la multa lo que nos dejaría en posición muy difícil para salir y volver a entrar en Brasil, y en un futuro deberíamos pagar la multa más los intereses, según nos habían explicado en la policía. Debíamos llegar a Venezuela y salir de Brasil.

FRONTERA BRASIL-VENEZUELA
Luego de todo un día de ruta con los cinco sentidos en el funcionamiento del Bedford, llegamos a las cuatro de la tarde a la frontera de Brasil y Venezuela, muy felices, aunque el estrés y la tensión en la ruta se habían hecho muy difíciles los últimos días. La sensación era que si el Bedford no podía seguir más era por mi culpa. El Bedford estaba como esos corredores extremos que llegan al final de la carrera con los pies llenos de ampollas sangrantes, los labios partidos por el sol y la deshidratación, dolores insoportables en todo el cuerpo, necesitando atención médica urgente al llegar, casi desvanecidos, al final de la competencia. Otra vez me asaltó la duda y la culpa por no haber parado en un taller mecánico para seguir viajando tranquilos. Nos quedaban muy poquitos kilómetros para llegar a Santa Elena, donde le haríamos todos los mimos necesarios y podríamos apagar el cronómetro de la visa brasilera para dejar el Bedford en condiciones y sin apuros. Luego de los trámites de las vacunas en la oficina brasilera, nos mandaron a la oficina de Venezuela, unos quinientos metros más adelante. Nadie preguntó por los días que ya estábamos excedidos en Brasil y nosotros tampoco aclaramos nada. Festejamos y nos sacamos fotos en la frontera con las banderas de ambos países. Pero nos mandaron de nuevo a la oficina de Brasil, pidiéndonos la traducción del portugués al español del certificado la vacuna de la fiebre amarilla que nos habíamos aplicado en Fortaleza. Del lado de Brasil nos dijeron que no, que era problema de Venezuela y así nos mandaron de un lado para el otro un par de veces hasta que finalmente se pusieron de acuerdo y nos dejaron pasar.

Mariano Campi
marianocampi@lacofradia.net








Cantando a los gritos, festejamos durante los minutos que tardamos en llegar a Santa Elena y llegamos, a veinte kilómetros por hora, hasta un cuartel de la gendarmería nacional donde nos detuvimos (junto al cartel de prohibido estacionar) a pedir permiso para pasar la noche en un pueblo que no conocíamos ni sabíamos si era peligroso. El cansancio por manejar el Bedford en mal estado, multiplicado por la ruta destruida me había devastado. Agradecí haber llegado a destino, acariciando a mi amigo en el tablero como si fuera mi perro.

SANTA ELENA DE GUAIREN
Nos dirigimos al regimiento. Salió un militar a recibirnos y le preguntamos si podíamos pasar la noche en la puerta. Luego de observar el colectivo con curiosidad, nos dijo que no había problemas en el pueblo y mucho menos en la puerta del cuartel. Además seguramente querrían ayudarnos a resolver el problema de la mecánica y que ojalá pudiera hacerlo él mismo porque era muy interesante nuestra historia.
¡Qué bueno era volver a hablar en español, luego de siete meses!
Caminamos un par de cuadras hacia el pueblo. Todo parecía estar cerca. Hicimos las compras y vimos que los precios eran los mismos que en Brasil, incluso algunas cosas eran más caras, pero conseguimos un pan riquísimo, fresco, de panadería. Nos dimos cuenta de cuánto extrañábamos el pan fresco como el de Argentina. Mientras conversábamos con unos artesanos que comían en una mesa de la calle, me llamaron de la mesa de al lado. Al acercarme, un muchacho me extendió la mano y me dijo, mirando a su compañero de mesa:
-Él es Roberto, es uruguayo y los quería saludar.
Recién habíamos llegado, pero casi todo el pueblo sabía de nosotros.
-Hola, -saludó Roberto, que parecía ser un poco tímido.
-Los vi estacionados en la frontera, ¿tuvieron problemas?
-No, pero nadie sabía quien debía hacer la traducción del certificado de la vacuna de la fiebre amarilla y nos mandaron un par de veces de un lugar a otro hasta que se cansaron.
-Los vimos cuando íbamos a hacer compras a Brasil, tenemos taxi y cruzamos varias veces por día a llevar gente. Nos contó Roberto. -Si los podemos ayudar en algo, cuenten con nosotros.
Muy amablemente, nos invitaron a sentarnos con ellos..
La charla con los nuevos amigos era muy agradable. Roberto, a pesar de tener el acento Venezolano, se le notaba la amabilidad y el corazón de los uruguayos.
Mientras les contábamos de nuestro viaje, les dijimos que estábamos buscando a un mecánico viejito que vivía aquí y su nombre era Enrique.
-¿El viejo Enrique? -me interrumpió.
-Sí, -le dije, temiendo me conteste que se murió o que no trabaja más en mecánica.
-Sí, lo conocemos, es el único que te podría ayudar, aquí en el pueblo los pocos mecánicos que hay trabajan en las minas de oro y no atienden a particulares, -dijo Roberto, para agregar:
_Lo que no sé es si seguirá trabajando, ya tiene unos cuantos años y no ve muy bien.
-Bueno, ¡no importa! Yo lo necesito para que me haga de director técnico, para que me diga cómo se hacen las cosas, yo me animo a arreglarlo si alguien me dice qué hacer.
-Y, ¿cómo sabían de Enrique?
-Es que nos pasaron un libro de unos argentinos que estuvieron por acá y nos pusimos en contacto por mail, porque viajaban en un carro del año 1928; en un capítulo del libro cuentan que en este pueblo, un mecánico peruano de unos setenta años les arreglo el auto. Les mandamos un mail desde Brasil y nos contestaron que en el libro está la descripción de cómo llegar al taller y que todos en el pueblo conocen a Enrique.
-¿Herman y Candelaria? -preguntó entusiasmado Roberto.
-Sí, ¿los conocés?
-Claro, si los recibimos nosotros, estuvieron varios días y se hicieron muy amigos de Horacio, el argentino que tiene la casa de repuestos.
-¿Acá hay un argentino que tiene una casa de repuestos? -pregunté con los ojos ya salidos de sus órbitas, sin poder salir del asombro.
-Claro… -Roberto dejó escapar un toque uruguayo en su pronunciación-. Mañana a la mañana los paso a buscar por la gendarmería y los llevo a conocer a Horacio y luego vamos para lo de Enrique, a ver qué podemos hacer.

Parecía que nuestros problemas eran los de todos… Roberto estaba pensando cuál era la mejor manera de solucionarlos. La charla era muy amena, les comentamos cómo, de casualidad, llegó a nuestras manos el libro Atrapa tu sueño, donde Herman y Candelaria salen en un Brahan 1928, así como estaba, para ir a Alaska, un locura total, y cuentan cómo a cada problema aparece una solución, donde además de resolver el problema ganan amigos.
Este libro llegó a nuestras manos ya iniciado el viaje, lo empezamos a leer en Uruguay y, al principio, debo reconocer que me parecía medio exagerado. Siempre que tenían un problema llegaba alguien a ayudarlos como si fuera Papá Noel». Pero luego resultó que nos empezaron a pasar las mismas cosas a nosotros. Entonces me puse en contacto por mail con esta pareja y nos contestaron dándonos ánimo. Es una pareja realmente maravillosa, los consultamos varias veces por mail, nos ayudaron mucho con su libro y sus palabras y lo último que nos escribieron fue que, al llegar a Santa Elena, busquemos a Enrique que nos iba a ayudar, Por eso me emocionaba que en la calle, esperando que Faty compre el pan, me llamara una persona y que luego de hablar cinco minutos me diga «mañana a la mañana vamos a lo de Horacio y luego a lo de Enrique».
Fuimos a comer al colectivo con las compras hechas y la tranquilidad de tener, a los cinco minutos de llegar a este lugar , todos los datos para el otro día.

Al llegar al Bedford, unos gendarmes que miraban el mapa de América del Sur pintado en el colectivo, nos felicitaron y, luego de mostrarle la casita por dentro, nos dijeron que descansemos tranquilos, que estarían toda la noche y cuidarían de nosotros.
Terminamos de cenar y escuchamos un auto que llegó y estacionó atrás nuestro.
-Mariano… -escuchamos que nos llaman.
-¿Quién es? -contesta el gendarme que vigila la entrada.
-Buscamos a los chicos argentinos.. -contesta Roberto.
-¡Hola Roberto! -me apuro a saludar antes de que el gendarme lo eche.
-Les venía a decir si no quieren estacionar el colectivo en mi galpón. Tiene baño con agua caliente, electricidad, es muy seguro y podrían arreglar el colectivo bajo techo ya que en esta época llueve mucho. No me di cuenta de ofrecerles antes, pero cuando me di cuenta le dije a mi amigo que me trajera para acá para invitarlos.
-Es una buena idea -contestó el gendarme, que aceptó a Roberto como uno más del equipo, a pesar de que le había pedido documentos para dejarlo hablar con nosotros, demostrando que era él quien nos cuidaba muy seriamente.
Mientras tanto, con Faty nos mirábamos. Ni llegamos a abrir la boca, mientras ellos decidían por nosotros, como si fueran los responsables de nuestra seguridad y bienestar. Aunque de todas maneras hubiésemos aceptado tan increíble oferta, no tuvimos ni voz ni voto. Roberto tenía todo organizado y con la aceptación del gendarme, nos pidió permiso para viajar en la casita hasta el galpón, a pocas cuadras, despidió al amigo que lo trajo y subió a la casita rodante, feliz como un niño a pesar de pasar sus 50 años de edad. El gendarme nos deseó suerte y prometió pasar a visitarnos por el galpón, nos explicó cómo hacer la maniobra y él se encargaría de detener el tránsito (casi inexistente a esa hora), pero lo sentimos como un cuidado especial que nos hace a manera de bienvenida a su tierra. Nos fuimos muy agradecidos por su hospitalidad. Luego de siete meses en Brasil, se nos mezclaban un poco las palabras en los saludos aunque también ahí, en un pueblo de frontera, es común escuchar las mezclas de idioma portuñol.