René Houseman
René Houseman nació en la ciudad de La Banda, Provincia de Santiago del Estero el 19 de julio de 1953, llegó a Buenos Aires a los cuatro años con su familia ,y desde entonces vivió en la villa del Bajo Belgrano.
Así como se habla de los Cebollitas de Maradona, primero hay que hablar de “Los Intocables” de René. Era un club de barrio. Allí se realizaban pruebas de talento para seleccionar a los chicos que querían formar parte de él. Houseman quedó, y para él fue como tocar el cielo con las manos. En esa época, no se dedicaba a enloquecer defensores. Al contrario, su obligación era correrlos, ya que jugaba de marcador de punta izquierdo.
Toda su vida giró en torno a la pelota. Y aún lo sigue haciendo. Seguramente, los que tuvieron la suerte de verlo en acción dentro de una cancha, todavía recuerdan las notables gambetas y la gran facilidad que tenía para desbordar por las puntas o meter la diagonal y encarar hacia el arco. Corrida y freno. Amague y gambeta. Centro o tiro buscando el gol. El repertorio era muy amplio, la elección del tema dependía de su intuición. El requisito, la libertad para crear.
En total jugó en Primera división 281 partidos y convirtió 109 goles. En Argentina jugó en Defensores de Belgrano, pasó sin pena ni gloria por River (en 1981, jugando 12 partidos con un gol), por Independiente (1984, tres partidos) y por Excursionistas, donde terminó su carrera. Pero fue en su Huracán donde descolló. Allí jugo 266 partidos convirtiendo 108 goles, entre 1973 y 1980 y entre 1982 y 1983. Allí fue Campeón Metropolitano en 1973. Un equipo que marcó una época en la historia del fútbol argentino. En la selección Argentina disputó un total de 53 partidos y convirtió 13 goles. Participó de los mundiales de Alemania en 1974 y Argentina en 1978. En el 74 convirtió tres goles (a Italia, Haití y Alemania) y en el 78 le convirtió un tanto a Perú, en la goleada por 6 a 0.
El partido homenaje
Los amigos íntimos de René se cansaron de verlo luchar contra una situación económica adversa. Y estuvieron pensando algo para poder darle una mano. Así nació la idea de que Houseman tuviera un merecido homenaje en el estadio Tomás A. Ducó, su segunda casa, y que todo lo recaudado fuera directamente al bolsillo del Loco. Los dirigentes de Huracán ni siquiera tuvieron que pensarlo. El “sí” fue automático, René iba a volver al Palacio de Parque Patricios. Pero no como espectador, algo que hace desde hace muchos años, sino como jugador y centro de la atención general. La fecha pactada fue el 18 de junio de 2000.
Por un lado estuvieron algunas de las glorias del club del barrio de La Quema: Omar Larrosa, Jorge Carrascosa, Roque Avallay, Miguel Brindisi, Claudio Morresi, Claudio García, Carlos Babington.
Por el otro, estaba el combinado de las estrellas: Ricardo Enrique Bochini, Daniel Bertoni, Ubaldo Matildo Fillol, Julio Olarticoechea, Mario Kempes, Claudio Marangoni, Sergio Goycoechea, Quique Wolff, entre otros. Faltó el más grande de todos, quien estuvo invitado, pero no pudo asistir a la fiesta. En el banco de Huracán, por supuesto, estuvo Cesar Luis Menotti.
La hinchada se rompió las manos para aplaudirlo cada vez que tocaba la pelota. Y él, en medio del partido, alzaba la vista y saludaba con su mejor sonrisa. Y chupe, chupe, chupe y no deje de chupar, el Loco es lo más grande del fútbol nacional, cantaban los quemeros y los de otros clubes.
A los cinco minutos del segundo tiempo, pasó algo que estaba fuera de los planes de cualquiera. René había salido segundos antes de terminar el primer tiempo y luego volvió a ingresar para saludar a la gente que no paraba de elogiarlo. Ahí nomás, una de las puertas de la platea del lado sur se abrió y todo el mundo invadió la cancha para abrazarlo, tenerlo cerca y subirlo en andas, como a un verdadero campeón. El partido quedó interrumpido. Pero a René no le molestó.
Estaba todo preparado para que vinieran a saludarme, justificó. Lo que más recuerdan de ese partido no son las dos habilitaciones que le puso al Turco García para que definiera sólo frente al arco, sino el reconocimiento de la gente, que no se olvidan lo que fue uno en el fútbol.
Fuente:
www.soy-quemero.com.ar/fama/houseman.htm
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