sábado, 23 de mayo de 2009

Tapa - Nº 102

Ulises y Penélope




Tras veinte años de ausencia por la guerra de Troya y su odisea de regreso, Ulises, disfrazado de mendigo, acude a su palacio. Por indicación de Atenea, se mezcla entre los pretendientes pidiendo limosna para conocer sus corazones. Ellos se burlan de él y Antínoo le incita a luchar con el mendigo Iro, para ganarse un puesto en el banquete. Ulises le vence de un solo golpe.
Al saber que en su palacio hay un mendigo extranjero, Penélope le llama por si puede darle noticias de su esposo. Ella no le reconoce, pero sí la vieja nodriza de Ulises, Euriclea, pues descubre la cicatriz que el héroe se hizo durante una cacería con su abuelo, Autólico.
Al día siguiente, Telémaco (hijo de Ulises y Penélope) anuncia que su madre se casará con aquel que emule una hazaña realizada por su padre tiempo atrás. La prueba consiste en hacer pasar una flecha a través de doce anillos de hacha, con el arco que Ífito le regaló a Ulises en su juventud.
Solo Ulises logró repetir la proeza, mientras los pretendientes ni siquiera lograron tensar el arco. Después Ulises, Telémaco, Eumeo y Filecio se enfrentaron a los pretendientes matándoles a todos menos al heraldo Medonte y al bardo Femio. Luego Ulises colgó a las mujeres del palacio que se habían deshonrado con los pretendientes.
Por fin Ulises se reúne con Penélope y con su padre Laertes, retirado en el campo desde su partida. Pero aparecen los familiares de los pretendientes, pidiendo justicia. Surge Atenea y pone paz entre ambas partes.
Existen variantes respecto a las circunstancias que desembocaron en la boda de Penélope con Ulises. En principio el héroe acudió a Esparta para pedir la mano de la hermosa Helena, pero al darse cuenta de la cantidad de competidores, renunció a ella solicitando en su lugar la de una sobrina de Tindáreo, Penélope. Le fue concedida, en agradecimiento por el juramento que Ulises sugirió a Tindáreo: en este juramento todos los pretendientes de Helena se comprometían a proteger al elegido por la muchacha. O quizás la logró ganando una carrera de carros en la que competían los aspirantes a la mano de Penélope.
De una forma o de otra, Icario se mostró reacio a separarse de su hija y sugirió a Ulises que se quedase a vivir con ellos. Ulises se negó y dejó en libertad a Penélope para elegir con quién se quedaba. La doncella guardó silencio y ocultó su rostro bajo un velo, con lo cual quedó claro que el elegido era Ulises. Icario accedió a su partida y en aquel lugar construyó un templo dedicado al pudor.
La pareja tuvo a Telémaco, que aún era un infante cuando Ulises se vio obligado a partir hacia Troya, atrapado por el juramento que él mismo ideó. Penélope ha permanecido en la historia como un ejemplo de fidelidad conyugal, pues esperó a su esposo durante veinte años, resistiéndose a todos sus pretendientes.
Existe un mito que da explicación a su nombre. Se supone que en principio se llamaba Arnea. Pero Nauplio, que había acudido a Ítaca para vengar la muerte de su hijo, al ver que no conseguía incitarla al adulterio, le dijo a Arnea que Ulises había muerto. Ella desesperada se arrojó al mar, pero unos patos salvajes la mantuvieron a flote, la alimentaron y la llevaron hasta la costa. En recuerdo de este suceso, cambió el nombre de Arnea por el de Penélope, que significa "pato salvaje".
Tras la supuesta muerte de Ulises, se instalaron en el palacio de Penélope al menos un centenar de pretendientes que codiciaban tanto a la mujer como a las riquezas del héroe. Para obligarla a decidirse por uno de ellos, celebraban banquetes con los que estaban dilapidando las arcas del país. Penélope, para ganar tiempo, comunicó que elegiría marido el día que terminase de tejer un sudario para su suegro, Laertes. Se pasaba el día tejiendo, pero por la noche deshacía el trabajo del día. Durante tres años les entretuvo con esta ardid, hasta que una criada la traicionó.
Cuando Odiseo regresa a Ítaca, después de matar a los pretendientes, ella no le reconoce hasta que él le relata detalles sobre su noche nupcial que solo ellos conocen. Después Atenea alarga la noche para que los esposos puedan disfrutar de su mutua compañía.
Existen otras leyendas relativas a Penélope, que lejos de considerarla un modelo de fidelidad, cuentan cómo la esposa del héroe se acostó con todos sus pretendientes y de estos amores habría nacido el dios Pan.

Fuente: http://www.kelpienet.net/

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