sábado, 22 de agosto de 2009

Tapa N 105

Eran otros tiempos
Por Jorge Luis Vázquez

Iniciamos en esta edición una serie de notas, a cargo de Jorge Luis Vázquez, en las que recorreremos las primeras épocas de Mar de las Pampas, la época del loteo, la apertura de las calles, las primeras casas, el agua a los bombazos, la luz a velas, el combate del frío, los turistas pioneros. Un testimnio absolutamente desacartonado e informal, pleno de humor, un anecdotario a cargo de uno de los auténticos protagonistas de los primeros tiempos de Mar de las Pampas.

En Marzo de 1976 me recibo de Ingeniero Civil y a los tres meses me comenta mi padre que comenzaban la apertura de calles en Las Gaviotas, si quería ir a hacerme cargo de la dirección. La empresa era una subsidiaria de Di Tullio, Pavimar, y el convenio era que Mar Azul le pagaba a Pavimar si Di Tullio vendía los lotes de Las Gaviotas; como en esa época Di Tullio tenía todo el corredor atlántico, no tuvo inconveniente en aceptar. Lo que en realidad querían era captar la venta de Mar de las Pampas; es así que llegamos a mediados de junio con el agrimensor Peñalver, un pendejo de 72 años con el cual yo me llevaba fenómeno ya que tenía 25. Llegamos al bungalow, como dije antes a mediados de junio, con un frío de cagarse, con la bomba de agua de mano, sin calefón, con una pantallita de gas y unos chifletes que entraban por las ventanas impresionantes; Rico nos alentaba diciéndonos que él en épocas de frío (todos los días) tiraba alcohol al piso, le prendía fuego y saltaba en bolas de un lado al otro; yo ni mamado lo pensaba hacer, y Peñalver tampoco, porque era muy delgado, le habían sacado dos terceras partes de los intestinos y era un espantapájaros caminando; eso sí, nos dejaron un jeep doble tracción a MANIJA que no arrancaba nunca, y después nos enteramos que todas las mañanas había que sacar las bujías para calentarlas y así, con suerte, poder arrancar el jeep, yo dándole manija y Peñalver tratando de arrancarlo, una joda bárbara. Pero eso no era todo, como dije antes la bomba de agua era manual y para llenar el tanque había que dar ciento cincuenta bombazos, ¿y qué hacía el agrimensor? Meaba en el baño y tiraba la cadena en lugar de mear afuera; esto que parece un chiste fue provocando en mí un odio interesante hacia esta escuálida persona; el trato era el siguiente: como yo no sabía cocinar porque mi padre nunca tuvo tiempo de enseñarme el arte culinario, yo lavaba y Peñalver cocinaba; en épocas de frío (siempre) le colgaban los mocos mientras cocinaba, era una cosa agradabilísima, yo no miraba por aquello de que chancho sin mocos nunca engorda, pero me daba cierta cosa. Un día (había pasado una semana) y Peñalver me comenta que tenía que viajar a Buenos Aires porque tenía unas mediciones pendientes que duraron hasta que se murió. La cuestión es que me dejaba solo 15 días y luego venía, se quedaba 5 días y se volvía a ir. Yo seguía levantando presión. Fue en ese ínterin que aprendí a cocinar; el menú era: entrada: jamón cocido con queso y aceitunas, plato principal: bife de chorizo con puré Chef, a veces papas fritas, y de postre fruta o yogurt, con membrillo o batata; no estaba mal si no fuera porque comía eso día y noche. Hablando de noche, una vez, mientras escuchaba la radio, solo, siento un ruido afuera, me asomo y veo la figura de una persona; con los hombros encogidos y duro estaba el pobre, entonces lo llamé y le pregunté si necesitaba algo, el fulano no contestó, repito la pregunta y nada; ya cuando hice la pregunta por tercera vez estaba con el machete en la mano, y nada; me fui a acostar y de vez en cuando me asomaba y lo veía ahí, duro el ñato. Yo pensé que era uno de los empleados de Cardoso que me venía a preguntar algo y que se había olvidado en el camino del pedo que tenía; a la mañana siguiente me asomo para ver si ya se había congelado y fue grande mi asombro cuando vi en ese mismo lugar donde había estado el peón un lindo pino enano tipo cementerio, cosa e mandinga... Otra noche me había quedado sin comida y para no ir a la Villa me fijé qué había: una botella de vino y un paquete de polenta; me habían explicado detalladamente cómo se hacía pero una cosa era la teoría y otra la práctica; comencé por lo visto poniendo mucho agua y quedaba como una sopa, entonces no tuve mejor idea que tirarle todo el paquete para que tomara mayor consistencia: salió tan dura que la tenía que cortar con cuchillo, y así fue que la comí, un vaso de vino, un bocado de polenta, un vaso de vino, un bocado de polenta. Ya no me acuerdo qué se terminó primero, si el vino o la polenta, lo que sí esa noche pude dormir desvestido por primera vez. A todo esto, cuando hablaba con mi padre, él me decía que aquello era lo mejor que me podía pasar, que estaba en contacto con la naturaleza. Me parece que me estaba jodiendo.
 

Contratapa

Benito: un pedazo de nuestra historia

Era el verano del ´98, nosotros acabábamos de comprar el lote y empezamos en seguida la construcción de la casa. En lo de los Cardozo, nuestros vecinos de Cruz del Sur y Garay, había una camada de cachorros recién destetados; mientras se hacía la casa (entre enero y marzo del ´98) los perros acudían a buscar los restos que les daban los muchachos que trabajaban en la obra. Hacia fines de marzo íbamos todos los días, ansiosos como estábamos por meternos en nuestra casa en el bosque, la casa en la que iniciaríamos una nueva vida; y allí estaban, esos cachorros marca "perro" tal vez con un lejano antepasado ovejero. Entre aquellos animales había uno que nos conmovía, el que llegaba tarde a los huesos, el que era espantado por los amenazantes dientes de los hermanos mayores, el que ya mostraba evidentes signos de debilidad. Por entonces Sofía, nuestra hija mayor, tenía seis años; Juan Martín, dos, y la más chica, Josefina, había cumplido un año y recién empezaba a caminar. Fue Juan Martín, en su media lengua, el que se apiadó del pobre perro cubierto de sarna y empezó a decir "es menito"; naturalmente quería decir, porque la daba mucha pena, "es buenito". Desde ese día Benito tuvo nombre.
Ya instalados en la casa, dos o tres de esos perros venían todos los días, comían algo, se quedaban un rato y después se iban. Benito, como siempre, era el más rezagado, el que esperaba, a lo lejos, su turno.
En abril, para Semana Santa de ese año 1998, se inició el histórico diluvio que duraría casi un mes y que derivó en un hecho inédito: varias familias fueron evacuadas en Villa Gesell. Una tarde, mientras mirábamos esa lluvia que parecía eterna y pensábamos, con Gloria, que si resistíamos esa "bienvenida" resistiríamos cualquier cosa, lo vimos llegar a Benito, empapado, lento, casi resignado. Nos daba una pena enorme y al mismo tiempo no nos atrevíamos a meterlo en la casa, con los tres chicos, sarnoso como estaba y lleno de pulgas, de modo que buscamos una solución intermedia: dejamos la puerta abierta (por suerte no llovía para "adentro") y pusimos una caja de cartón de las de la mudanza, de modo que quedara del lado de adentro "pero no demasiado"; Gloria preparó una sopa de vitina con leche, calentita, y la dejó sobre unos de los lados de la caja, cuyo fondo hacía de pared hacia el exterior; Benito entró, despacio, mirándonos como quien pide permiso, y empezó a comer lentamente, pues ya no le quedaban muchas fuerzas.
Pocos días más tarde decidimos "apropiarnos" de Benito; nunca tuvo collar porque no nos gustaba la idea de sentirnos "dueños" de un perro, pero le hicimos una cucha afuera, lo hicimos vacunar, despiojar, tratar la sarna. Así descubrimos, al poco tiempo, que Benito no era "gris", sino que ése era el color de la piel cubierta de sarna; tampoco la cola era, en realidad, ese horroroso piolín reseco como hilo de chorizo que yo pretendía cortar ante la desesperación de Gloria; vacunado y alimentado apareció un pelaje marrón claro con una gran mancha blanca en el pecho que constituyó, curiosamente, una de las principales características de Benito, con una hermosa cola tipo zorro, abundante, que se había salvado de mis ansias de carnicero. También descubrimos que empezaba a jugar, como cualquier cachorro, cosa que sus energías no le permitían cuando lo conocimos y Juan Martín empezó a llamarlo "Menito".
Yo no había tenido perros en mi infancia de departamento en Palermo, así que próximo a cumplir los cuarenta, poco a poco fui descubriendo más y más cosas del fascinante mundo de los perros, de sus códigos, de esa fidelidad que, en efecto, como tantas veces había escuchado, tiene al perro como paradigma, como ejemplo acabado de la palabra en toda su extensión. Es que para mí Benito iba a ser un perro aprensivo a causa de aquella crianza, de aquella pasividad con que aceptaba el rechazo de los hermanos mayores; no podía imaginar, en esos primeros tiempos, que el buen Benu, como le decían los chicos, habría de convertirse en el guapo, no ya de la cuadra, sino de todo el barrio, capaz de pelearse con un Doberman, un Dogo, un San Bernardo, o con varios perros a la vez, y salir airoso. Aun viejo y destartalado imponía un respeto casi reverencial a los perros más jóvenes. Me tocó, muchísimas veces, presenciar escenas que me dejaron pasmado y conmovido. Recuerdo, por ejemplo, la primera muestra de su fidelidad y su bravura. Una mañana yo venía corriendo por Cruz del Sur y Benito me acompañaba; al pasar por la esquina de lo de Dardo (Viejos Tiempos) oí el inclonfundible sonido de un galope: eran los pasos presurosos de dos enormes ovejeros que apuntaban directo a mí, que por otra parte en esa época era nuevito y con total inexperiencia en el trato con los perros; lo cierto es que giré y quedé paralizado cuando, de repente, vi que Benito se convertía en una especie de "Increíble Hulk" y arremetía, furioso, contra los otros dos; mientras yo asistía perplejo y preocupado a la batalla, de repente los dos ovejeros se desprendieron y, gimiendo, empezaron a subir las escaleras de Viejos Tiempos en señal de abandono; Benito los perseguía, enardecido, y trepó con ellos las escaleras hasta asegurarse que ya no volverían. Yo, por supuesto, no atiné a subir y esperé abajo; Benito bajó al trote, dándose aires, con un gesto que yo interpreté más o menos así: "¿viste cómo te defendí?". Desde ese día todos nosotros pasamos de lo más tranquilos por esa esquina porque los dos ovejeros, en cuanto lo veían, salían disparados. También desde aquel día, a la hora en que los chicos llegaban del colegio, él se plantaba en la esquina de casa y desde allí vigilaba que no los molestaran. En verdad había un antecedente, aunque yo no lo había presenciado completo, cuando se trenzó con los mismos perros al creer que los chicos, trepados a una acacia, corrían peligro de ser atacados.
Desde luego participó de mil reyertas por hembras en celo y no faltó ocasión en que un hombre, que había llegado a casa y nos causó desconfianza, tuviera que meterse de un salto en su auto porque Benito se encrespó y amenazó con devorárselo, aunque, hay que decirlo, jamás fue peligroso con las personas, nunca mordió a nadie y, por el contrario, muchos chicos se cansaron de andar a caballito sobre él, retorcerle la cola, tirarle de los bigotes e incluso molestarlo mientras comía; en esas oportunidades él no emitió ni el menor gruñido.
También surge ahora, entre tantos recuerdos después de doce años de mutua compañía, el verano del 2.000 en el barcito Siberia, del recreo El Acacial, camino a Villa Gesell. Pasamos allí ese verano y Benito, cada vez que Juan Martín, que tenía cuatro años, superaba en el mar el nivel del agua en los tobillos, lo aferraba suavemente pero con firmeza de un brazo, apretando apenas con los dientes, y lo sacaba hacia zonas seguras; desde luego Juan Martín reincidía y Benito lo sacaba una y otra vez; también, en esos días, se preocupaba mucho cuando veía que Josefina, con sus dos años, empezaba a bajar desde el bar hacia la orilla; entonces él ladraba y lloraba todo junto mientras le cruzaba el cuerpo; ella lo esquivaba y él le volvía a cruzar el cuerpo sin dejar de ladrar y llorar al tiempo que miraba hacia arriba como diciendo: "¿y, cuándo piensan venir ustedes?".
Naturalmente podría abundar e incluso aburrir con más y más cuentos. Incluso es muy posible que mis hijos digan que me olvidé de esto o aquello, como por ejemplo del día en que yo mismo lo pasé por arriba con el Gacel, ese primer invierno del ´98, y creíamos que no zafaba, pero zafó. O cuando faltó por una semana y no volvía hasta que Daniela Segalini nos llamó para decir que estaba en el Soleado, en la primera temporada de los Rebecchi. O cuando los vecinos de enfrente, los De la Cruz, gritaban alarmados: "¡el perro se come al gato!", en alusión a las veces en que corría muy divertido de acá para allá con la cabeza de Pongui, el gato cómplice, entre sus fauces. O cuando los Zujo, cada octubre, antes de alquilar la casa de al lado, preguntaban si estaba Benito.
Y hubo tiempo para que mi vieja, que siempre tuvo una incontrolable mezcla de pánico, aversión y fobia a los perros, esas cosas que van más allá de uno a pesar de los esfuerzos, hubo tiempo, decía, para que ella, enternecida con su compañía protectora durante las caminatas, pudiera perder el miedo y hasta tocarlo, hacerle un mimo, es cierto, brevísimo, un roce muy leve, conmigo muy al lado de ella, pero un mimo al fin y al cabo, a sus ochenta y pocos años.
Esta mañana, martes 4 de agosto, hace apenas unas horas, el buen Benu cumplió su ciclo. Estamos tristes. Sabemos y entendemos que hay dolores y angustias que involucran a seres humanos y que son inabarcables, pero eso no quita que podamos darle a esta pena que sentimos su justa dimensión. Benito, un perro, ya es una parte viva de nuestra pequeña historia, de la infancia completa de nuestros hijos, de una etapa completa de la familia.
Justo en la edición en que Jorge Vázquez inicia su serie de notas bajo el título Eran otros tiempos, me toca escribir estas líneas, buscarles un título, ponerlas en esta contratapa con el corazón un poco estrujado, pero con la certeza de que, a partir de mañana, podremos hurgar en esa caja de zapatos donde se desparraman caóticamente las fotos familiares y encontrar la imagen de Benito, con los chicos, siempre rodeado de chicos, o acaso sorprendido echándose una siesta al sol con su amigo el gato.
Seguro que mañana, y pasado, al mirar esas fotos se nos va a piantar un lagrimón. Pero lo que va a perdurar, lo que va a brotar en nosotros cada vez que lo recordemos, cada vez que contemplemos esas fotos, será una amplia y agradecida sonrisa.

Juan Pablo Trombetta

Teléfonos útiles

Bomberos 100
Comisaría 101
Destacamento Mar de las Pampas 46-8901
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Salita de Mar Azul 45-3463
Médico en Mar de las Pampas 45-8921
Pediatras 46-0201
Dermatóloga 46-4517
Farmacia 45-1827
Veterinario 24 hs. 0226715637096
Cotel 46-1600
Cevige Guardia 46-2596
Turismo Norte 45-8596
Turismo Mar de las Pampas 47-0324
Casa de la Cultura 46-2513
Polideportivo 46-7018
Info Turismo (02255) 15 48 5279/80
REMISES Alameda 46-6666
GAS Guillermo 45-4597

Transporte de pasajeros

El Rápido 45-4090
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Plusmar 47-5580
Expreso Alberino 47-3958
El Rápido Argentino 47-6344

Horarios de Farmacia

Invierno: todos los días: de 9 a 13,30 y de 15.30 a 21
Urgencias: de 200 a 700 al 45-1827/28

Correo de Lectores

Capítulo Dos
(Nota: en la edición anterior apareció, por error, sólo la primera parte de esta carta, ahora la publicamos completa)
Al finalizar aquel verano del 2002 y ante la necesidad de encontrar un espacio más amplio para recibir a tantos fieles, el Padre Miguel con Antonio y Anna se presentaron en la Municipalidad de Villa Gesell para lograr la escritura del lote que en los planos originales de Mar de las Pampas, estaba asignado para que fuera capilla.
La tradición (según nos enseñara el párroco) indica que allí donde se va a erigir una capilla, deben irse enterrando medallitas, por lo que antes de iniciar el trámite municipal, con seguridad había muchos santos rezando detrás nuestro. Y estas oraciones dieron sus frutos, porque aquel lugar original fue desplazado hacia otro más amplio y abierto, de 9000 m2. Fue por ordenanza 1712, sancionada el 21 de abril del 2003 que «la parcela 86 de la fracción 45 ubicada en la intersección de las calles Mansilla y José Marmol» fue cedida por el H.C.D. para la construcción de la capilla de Mar de las Pampas.
Nuevamente a poner medallitas y a comenzar a trabajar para conseguir dinero para la construcción.
El 25 de enero del 2004, el entonces obispo de Mar del Plata, monseñor José María Arancedo, bendijo la piedra fundamental de la capilla y ya entonces comienzan a celebrarse las misas en ese predio al aire libre y bajo los pinos. Era un clásico antes y al finalizar cada misa, cómo nos turnábamos para hacer «el mangazo apostólico», teniendo siempre respuestas muy generosas por parte de nuestra comunidad y nuestros visitantes.
La primera recaudación importante se recogió en Amorinda ($27.000), donde Antonio y Anna donaron una cena a la que fueron invitados miembros de nuestra comunidad y representantes del municipio (ex intendente Baldo), el Dr. De la Mota (asesor Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires, el Dr. Lozano (Senador por la provincia de Buenos Aires) y muchos otros. Es nuestro deber mencionar que aún hoy contamos con el apoyo de estos representantes de la provincia y de las nuevas autoridades municipales (el Dr. Erneta y asesores donaron el piso de la capilla).
Merece especial mención la gran colaboración que recibimos del arquitecto Fernando Marzullo, quién donó el proyecto de la capilla y luego la construcción de la Hermita de Nuestra Señora del Valle.
Eduardo Jordán

¡Basura!

Imaginen: restos de verduras en mal estado, potes plásticos de yogurt, CDs que ya no se usan, papeles de envolver, colillas de cigarrillos, bolsas de todo lo imaginable e inimaginable, restos de comida, pañales descartables…
¡Qué postal! Parecida a la que me relataron unos huéspedes que tuve la semana pasada: "…todo muy lindo en Mar de las Pampas pero la basura que encontramos en una calle destruyó la imagen del paradisíaco lugar en el que estuvimos…"
Estos huéspedes hacían referencia a una calle del centro comercial, un cul de sac que está cerca de nuestras cabañas. Entonces me dije: "¿por qué no ir a ver qué tan cierto era?" Cierto era poco. Parecía un basural a cielo abierto. Un solo contenedor en la esquina para varios negocios (restaurantes, casa de comidas para llevar, almacén). La imagen que quedó en mis retinas hizo que, camino a casa, me dieran ganas de investigar sobre la basura y hacer pública esta reflexión.
El auge ideológico del consumismo, del use y tire, el triunfo del "american way of live" (estilo de vida americano) llegó a influenciar nuestras prácticas cotidianas. Todos aquellos platos como ropa vieja, torrejas, revueltos, que se hacían tan a menudo con restos de comida, fueron desapareciendo del imaginario social de nuestros hogares y reemplazados por la cultura cómoda y consumista de la hoy nutrida "delivery".
La ropa no se recicla ni se dona, se tira. Los objetos que ya no queremos en casa no se regalan, se tiran y, por supuesto, en bolsas plásticas y al tacho de basura.
La palabra basura proviene del latín Versura, derivado de Verrere, que significa "Barrer". Por esto se puede decir que el significado original fue "Lo que se ha barrido".
Ahora bien, cuando encontramos basura fuera del contenedor (porque los perros rompieron la bolsa) ¿no deberíamos juntarla, embolsarla correctamente, depositarla nuevamente en el cesto y cerrar la tapa? ¿Es que no nos importa la contaminación del lugar? ¿Que comiencen a generarse vectores como ratones, ratas, moscas y otros tipos de plagas que transmiten enfermedades?, ¿Que se generen problemas ambientales que afectan al suelo, el agua y el aire?¿Que desaparezca la capa vegetal original, se erosione el suelo, se contamine la atmósfera y se produzca un deterioro y depreciación del entorno debido a la contaminación? ¿Por dónde empezar? Debemos analizar una metodología de concientización para lograr la participación real y efectiva de todos los vecinos en este tema. Debemos dejar de pensar "que lo haga otro". Debemos tomarlo como un objetivo personal. Cada uno de nosotros somos el elemento clave de este compromiso porque no afecta por clase social, afecta a todos por igual. El aumento de la producción de basura puede considerarse como un indicador de avance económico o como un signo de ignorancia o desprecio por el medio en el que elegimos vivir. Con sentido común, atención y sin esfuerzo se puede resolver.
En los Parques Nacionales del sur de nuestro país, existen campañas de concientización dirigidas al turista y al vecino con respecto al tratamiento de los residuos. Han colocado contenedores en los senderos y carteles con frases como:
"La naturaleza no tiene desperdicios"; "La basura es un problema del hombre, no se la deje a la naturaleza"; "Regrese con su basura"; "Limpios por naturaleza".
Vivimos en un lugar donde la "vedette" es la naturaleza. ¡Cuidemos el bosque y la playa! Un paseo por ellos puede convertirse en algo muy desagradable cuando encontramos basura a nuestros pies.
No deberíamos ver más basura fuera que dentro de los contenedores. Es fácil:
-Embolsar correctamente los residuos y colocarlos dentro del contenedor.
-Cerrar siempre la tapa para que los animales sueltos no puedan retirar la basura.
-Tener contenedores cuyo tamaño sea acorde a la cantidad de residuos generada por cada uno y mantener el mismo en correctas condiciones higiénicas y de mantenimiento.
-Que el propietario de una obra en construcción exija al responsable de su dirección que haga colocar un cesto para residuos antes de comenzar la obra e instruya a todos los que en ella trabajan a que lo utilicen.
-Recomendar al turista que minimice la generación de residuos e invitarlo a regresar con los mismos de su paseo para ser depositados donde corresponde.
Que Mar de las Pampas sea un destino turístico y un lugar de residencia limpio y sin contaminación depende de cada uno de sus habitantes y de sus visitantes.
"En un espacio natural procuremos que la única huella que dejemos atrás sea la de nuestro calzado"
Marcela Holubiuk
Mar de las Pampas
 
Soy Juan Francisco Cámara, tengo 10 años y vivo en Bella Vista, provincia de Buenos Aires.
Mar de las Pampas es muy lindo y natural, no como Villa Gesell que es como una ciudad y yo quiero que Mar de las Pampas se conserve como está. Lo que tiene Gesell es que tiene servicios y restaurantes como YPF y el Chiquitín, pero Mar de las Pampas también tiene restaurantes. Lo que no me gusta son los cuatriciclos en  la playa porque a mí casi me atropella uno, además hay carteles que dicen que no se puede pasar a la playa con los cuatri. Me gusta caminar en la playa y por las calles mirando las cabañas, al igual que el bosque, que por suerte no hay basura tirada como en el mar. Por favor no tiren basura en el bosque y el mar para que se mantenga limpio y natural. Vengo en el verano y en el invierno, y también son muy buenas las cabañas Mapuche, donde estoy ahora. Espero que lean esto y les guste. Saludos
Juan Francisco Cámara

Censura

¿Por qué se sigue insistiendo en callar las voces? ¿Por qué hoy después de tanto tiempo y de tanta sangre derramada, algunos siguen insistiendo en silenciar las voces?, ¿Qué es lo que creen que no debemos saber?,¿De qué no están tan seguros que no son capaces de debatir?, ¿Por qué atreverse después de tanto dolor, a tener comportamientos tan parecidos a otros, que dejaron sin líderes reales al movimiento?. No ser capaz de debatir o sólo disentir de lo que alguien dice o expresa dando su nombre y apellido, es sólo un síntoma de cobardía, ignorancia e inseguridad, ¿A qué le temen?, ¿a que las cosas se sepan, a saber lo que las personas piensan, o a la inteligencia?, no contar con armas democráticas para revertir una situación que a algunos puede no resultarle o parecerle favorable, quiere decir que nunca aprendieron nada. Porque el pueblo no siempre se calla, porque lo que se quiere silenciar, siempre suena más fuerte. Porque somos libres y queremos vivir en democracia. Porque vos Fernando, y te digo solo por tu nombre porque nos acompañas cada mañana y te sentimos amigo y nos permitiste expresar lo que sentíamos, con cada uno de mis reclamos, personales o representando a alguna institución, aunque no siempre compartieras la ideas, como yo tampoco en alguna nota (ej. el que siempre bastardeó la vida humana como Carlos Rukauf) porque no nos pedís nada más que el respeto en lo que decimos cuando nos brindás tu «Mensajero del poblador» y porque no siempre te gustó lo que dijimos pero sin embargo permitiste que lo dijéramos, y es nuestro deber defenderlo y apoyarte, porque si no les gusta lo que decís solo tendrían que escuchar otra radio, pero no sé por qué ese Amor-Odio, no les permite cambiar la sintonía, y hasta los que te critican te siguen escuchando, simplemente este mensaje quiere brindar mi apoyo personal y el de la cooperadora de la E.G.B Nº5 a éste o a cualquier medio o persona que quiera ser silenciado o censurado porque ninguna institución puede permitir NUNCA MÁS estos actos porque somos libres, porque estamos en democracia y hoy como ayer volvemos a decir presentes!  
Sin otro particular saludo atte.

Andrea Inés Mazzarello   D.N.I. 24 004 704

viernes, 21 de agosto de 2009

Información local

Psicomotricista

Atiende en Mar de las Pampas el Lic. Marcos Jarisz, los viernes por la tarde en Av. Del Plata y Cruz del Sur.
Trabaja sobre estimulación temprana, trastornos psicomotrices, patologías neurológicas y orgánicas de base, adicciones, terapias de complementación en el abordaje de psicopatologías.
Sesiones individuales y/o grupales. Tel: 02255 15 438570.

Objetos perdidos

El kiosco de diarios y revistas Chechu se ofrece como receptoría de objetos perdidos en Mar de las Pampas. Aquellos que encuentren objetos extraviados podrán acercarlos al puesto, en Las Toninas y Cruz del Sur (lunes a viernes de 11 a 14, sábados y domingos de 11 a 16. Tel.:47-0889)

Pintando en la aldea

La Cuarta Jornada del Seminario Pintando en la Aldea tendrá lugar los días viernes 28 y sábado 29 de agosto, en el aula taller de Estación de las Pampas y Aldea Hippie, en Roca entre El Lucero y Los Andes. Para mayor información: 45-2077/ 46-8848. Arancel: $ 70. Cupos limitados. Coordinan Gulillermo Gundin y Susana Larocca.
www.visualgesell.com.ar

Dojo Zen

El Dojo Zen que hasta ahora conocíamos como "Despertar" por funcionar en el complejo de cabañas homónimo, ha recibido oficialmente su nombre del Dharma. El mismo se llamará de ahora en más Zendo Shòrin, que significa Zendo del Bosque del Despertar.
Aquellos que deseen acercarse a practicar Zazen, pueden hacerlo.
ZENDO SHÒRIN (Dojo Zen)
Cabañas Despertar - Querandíes e/Garay y El Ceibo
Mar de las Pampas - Tel: (02255) 47-7771

Muestra plástica en
El Ventanal de Las Gaviotas


Muestra Arte sobre Muebles Cuadros & Objetos de la artista plástica Mariana Vázquez, en El Ventanal, calle Punta del Este y 32, Las Gaviotas. La exposición permanecerá hasta el 24 de agosto.

Cuento Zen

Tránsito

Un famoso profesor espiritual llegó hasta la puerta del palacio del rey. Ninguno de los guardias intentó detenerlo mientras entraba y caminaba hacia donde el mismo rey estaba sentado en su trono.
“¿Qué quiere?”, preguntó el rey, reconociendo inmediatamente al visitante.
“Quisiera un lugar para dormir en esta posada”, contestó el maestro.
“Pero esta no es una posada”, dijo el rey, “es mi palacio”.
“¿Puedo preguntar quién era el dueño de este palacio antes de usted?”
“Mi padre. Él está muerto”.
“¿Y quién era el dueño antes de él?”.
“Mi abuelo. Él también está muerto”.
“¿Y este lugar en donde la gente vive por un corto tiempo y después se muda, acaso le oí decir que no es una posada?”

Indice de Anunciantes

Hospedajes
(Mar de las Pampas)

AIKE-MALEM parador 47-9868
www.mardelaspampas.com.ar/restobaraikemalem
ALMA DEL MONTE refugios 45-8768 - http://www.almadelmonte.com/
ARCO IRIS cabañas 47-9535 - arcoiris@mardelaspampas.com.ar
AVALON apartamentos 47-8550 - http://www.avalonmardelaspampas.com/
BRUGGE cabañas 45-4748 - http://www.cabanasbrugge.com.ar/
CABAÑAS COPAHUE 45-0408 - http://www.copauhebosqueymar.com.ar/
CASA DE PIEDRA apartam. 47-9797 - http://www.casapiedra.com.ar/
DESPERTAR cabañas 47-7771 - http://www.cabanasdespertar.com.ar/
EL MAR cabañas 45-7449 - www.mardelas.com.ar/elmar
RINCON DE LOS VIENTOS 45-3203 - http://www.rincondelosvientos.com.ar/

(Las Gaviotas - Mar Azul)

ÁLAMOS hostería 47-9630
EL CHAPARRAL cabañas 47-9780
HEIWA apart 45-3674
MEDANOS apart 47-9678 -
http://www.medanosapart.com.ar/
MONTE GAVIOTAS casas 47-5790
OSSA MAYOR 47-2014 - http://www.ossamayor.com.ar/
POSTA DE LOS MARES 45-6410 - http://www.postadelosmares.com.ar/

Gastronomía
(Mar de las Pampas)


AIKE-MALEM bar 47-9868 -
www.mardelaspampas.com.ar/restobaraikemalem
AMORINDA TUTTO PASTA 47-9750
CABAÑA HUINCA restaurant 47-9718
CASA DE SOL restaurant 45-3311
COMEDOR VEGETARIANO 47-4565
EL CEIBO casa de comidas 47-5665
EL GRANERO restaurant 47-9548 - www.gesell.com.ar/elgranero
GREEN PORT café 47-9919
HELADERÍA Dandy 45-4533
INDIO PAMPA restaurant 45-2812 - http://www.indiopampa.com.ar/
LA CASA DEL MAR rest. 45-4700
MOSTAZA rotisería 45-3633
NATIVA pizzas y antojos
PAMPAS DEL NONNO vinos 47-2225 - vinotecapampasdelnono@hotmail.com
PUERTO PAMPA pizzas y empanadas envíos 45-8176
PRADA café 47-5590
RINCÓN DEL DUENDE rest 47-9866
VALLE panadería 45-9530
VIEJOS TIEMPOS comida mejicana 47-9524

(Las Gaviotas - Mar Azul)

BLUE BEACH restaurant 47-9599

HEIWA sushi bar 45-3674
MR GONE bar 47-4680
NOI DUE pastas artesanales 45-0347
PALAPA restaurant 46-7690

Profesionales

GONZALEZ BUSQUETS cont. 47-2992 -
estcontgonzbusq@gesell.com.ar
KINESIOLOGA Lic. Cantó 46-4261 - cantoana19@yahoo.com.ar
MASAJE JAPONÉS Analía 46-3230
MÉDICO Camilo Pérez 45-8921
PEDIATRIAS Marzinotto/Reboredo 46-0201
PUJOL C. farmacéutica 45-1827
ROSSI - WRIGHT agrimens. 46-3111
VETERINARIA Sur 47-0595
VITA J. asesor informático 45-3745 - jona@gesell.com.ar

Arquitectura

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