Juan Verdaguer (1915-2001)
Nació en Montevideo en el seno de una familia circense. Su padre, Lindolfo Verdaguer, era equilibrista y Aída, su madre, acróbata. Llegó a Buenos Aires con su familia cuando tenía 6 meses de edad. Realizó sus estudios primarios en el colegio Juan Enrique Pestalozzi. Había estudiado violín, y también trabajó con su padre en el circo.
Juan Francisco debutó en 1932 en Cruz del Eje, Córdoba, en la pista del circo Continental, propiedad de la familia. A los 20 años viajó a Brasil donde trabajó con el circo de los hermanos de su madre realizando equilibrismo. A partir de la década del ´40 participó en el casino Da Urca, en el varieté, y en Brasil, luego viajó a Chile, y tras una larga gira recaló en Estados Unidos realizando el mismo trabajo. En 1950 se radicó en México y en el famoso local “El patio” realizó el mismo número, después regresó a Buenos Aires y se dedicó al teatro de revistas, especialmente en el teatro Maipo.
Su número consistía en permanecer en el último travesaño de una escalera de hoja única de cinco metros de largo: "Para hacer esta prueba no debo comer. Y para poder comer debo hacer esta prueba". Completaba el acto tocando Czardas, de Vittorio Monti o La Cumparsita en su violín: "El violín me salvó de muchísimas situaciones porque al principio tenía que empeñarlo seguido. Tantas veces que el hijo del prestamista tocaba mejor que yo".
Pasó algún tiempo en Río de Janeiro, Brasil, donde adaptó su número a la elegancia propia de los lujosos casinos en los que actuaba. Trabajó en Nueva Orleans, Estados Unidos, en espectáculos de varieté. Fue allí cuando una noche, mientras tocaba Me vuelves loco en su violín, se le rompieron dos cuerdas, y tuvo que improvisar. Entonces se hizo evidente su original veta humorística, caracterizada por la sutileza cerebral, el absurdo inesperado y el impecable manejo de palabras, tiempos y
silencios: "De mis padres, a través de incontables itinerarios trashumantes, aprendí que lo que llega al íntimo espíritu del público tiene un eco más perdurable y efectivo que lo epidérmicamente festivo".
Realizó exitosas presentaciones en Estados Unidos, México, Perú, Panamá, Chile, Uruguay, Brasil y Australia, Fue en el México de los años 50 donde tuvo su primera gran experiencia teatral como protagonista de Blum, que en Buenos Aires había hecho Enrique Santos Discépolo. "No quise copiar las indicaciones que sobre él quisieron darme. Lo hice como lo sentía y afortunadamente resultó un éxito". Fue la obra de mayor duración en un escenario azteca; una placa de bronce en el hall del teatro rememora el notable éxito.
En 1951 fue contratado por Carlos A. Petit para participar en un espectáculo revisteril del teatro Comedia. Actuó en los teatros El Nacional, Tabarís, Sans Souci y de la Comedia, entre otros.
Seguidamente recibió una invitación del director cinematográfico Mario Soffici para ser el protagonista masculino de la película dramática Rosaura a las diez, que tuvo excelente repercusión económica y artística.
Poco después conoció a Goar Mestre quien lo contrató para trabajar en la televisión argentina, en donde debutó en 1961 con su espectáculo Este loco, loco hotel, en el entonces nuevo Canal 13 de Buenos Aires. Comenzaba su programa con un "señor, señora, no tiene que sintonizar su televisor... mi cara es así".. Durante más de dos décadas actuó en televisión en programas como “Risas y sonrisas”, junto a Nelly Beltrán, también realizó monólogos y papeles cómicos.
En 1981 recibió un diploma al mérito de la Fundación Kónex.
Participó en once películas. La primera fue la comedia musical de 1951 Locuras, tiros y mambo, acompañado por el grupo Los Cinco Grandes del Buen Humor. Le siguieron Marido de ocasión (1952), La edad del amor (1954) y Estrellas de Buenos Aires (1956). En 1958 hizo la mencionada Rosaura a las diez, sobre la novela de Marco Denevi, donde su dramática composición de un oscuro pensionista llamado Camilo Canegato le valió la aclamación del público y de la crítica. La siguieron las comedias La herencia de 1964, junto a Nathán Pinzón y el aún desconocido Alberto Olmedo, y Cleopatra era Cándida con Niní Marshall, donde se afirmó en su perfil humorístico. Ese mismo año intervino en La industria del matrimonio. En 1969 protagonizó la muy sofisticada Kuma Ching. En 1980 hizo La noche viene movida. Muchos años después, en 1998, filmó la que sería su última película: El amateur.
Consideraba al legendario Pepe Arias, como el mejor humorista del país. Destacaba especialmente que, "siendo un hombre culto, hizo un humor bien porteño con el hombre común".
En 1999 participó de una fallida temporada de revista en el Teatro Astros con Reina Reech. Al poco tiempo emprendió una gira por Chile, Colombia y Miami. El último espectáculo lo brindó a comienzos de 2001 junto a sus amigos Mario Clavell y Carlos Garaycochea con la obra Masters. Allí, en el auditorio del Hotel Bauen, Verdaguer se reía de las trampas que le jugaba su memoria. Después recorrió algunas ciudades para realizar monólogos y con su salud bastante deteriorada se presentó por última vez en el teatro San Nicolás.
Murió de un ataque cardíaco en la ciudad de Buenos Aires, el 14 de mayo de 2001, poco antes de cumplir 86 años.
Fuente: wikipedia
Algunos de sus chistes
Mi esposa y yo tenemos el secreto para un matrimonio feliz: dos veces a la semana vamos a un restaurante y disfrutamos de una rica comida y un buen vino.
Ella va los martes y yo, los viernes.
Siempre llevo a mi mujer a todas partes.
Lo malo es que ella siempre encuentra el camino de regreso.
Le pregunté a mi mujer adónde queria ir para nuestro aniversario.
Ella me dijo: “A algún lugar en el que no haya estado hace mucho tiempo.”
Así que le sugerí la cocina.
Con mi mujer siempre caminamos tomados de la mano.
Si la suelto, se va de compras.
No he discutido con ella en 18 meses.
Es que no me gusta interrumpirla.
Mi mujer tiene una tostadora eléctrica, una freidora eléctrica, una exprimidora eléctrica, una cafetera eléctrica y una batidora eléctrica.
Un día se quejó: “hay tantos electrodomésticos que ya no queda lugar para sentarse.”
Entonces le compré una silla eléctrica.
La última pelea fue culpa mía.
Mi mujer preguntó: “Qué hay en la tele?
Y yo dije: “Bastante polvo.”
El matrimonio es la causa número uno de divorcio.
Estadísticamente, el 100 por ciento de los divorcios comienza con un matrimonio.
Sabes, querida: cuando hablas me recuerdas al mar.
¡Qué lindo, mi amor! No sabía que te impresiono tanto.
¡No me impresionas… me mareas!
El marido le pregunta a su mujer:
Querida, ¿cuando me muera vas a llorar mucho?
Claro, sabes que lloro por cualquier tontería…
Una pareja está en un restaurante.
Ella le dice a él: Mira, el joven de la corbata roja me está sonriendo.
¡Bah! La primera vez que te vi, yo también me moría de la risa.
Un borracho se acerca a un parquímetro, pone una moneda y se queda mirando el medidor.
«¡La pucha! -dice-. ¡Ahora resulta que peso media hora!»”
Me gusta hacer chistes sobre mi familia. En especial, sobre los parientes de mi mujer.
Mi cuñado, por ejemplo, está en todas. La vez pasada se le rompió una canilla, y el idiota -que está en todas- nos aseguró que en cinco minutos la arreglaba.
Conectó la cañería con el tubo del gas. Ahora, cuando abro la canilla, sale soda.
Estoy casado con una mujer mucho más joven que yo. Cuando me preparaba para la boda, mi hermano mayor me hizo una severa advertencia:
«Mirá -me dijo- que prácticamente la doblas en edad. Pensalo bien. Una chica tan joven no es para vos. Puede haber un desenlace fatal».
Yo lo pensé y al final me decidí: Y bueno, yo me caso. Si ella se muere, mala suerte».
jueves, 29 de septiembre de 2011
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