martes, 3 de febrero de 2009

Correo de lectores

Sr. Director:

Habitualmente visitamos los bosques y las playas de esa zona y este año quedamos gratamente sorprendidos con la exposición de arte del III Encuentro de las Artes. Por este medio quiero felicitar a los participantes por tan hermosa sorpresa.
Saludos

María Alicia y Emilio

Les escribe Alberto Vildosola, DNI 7.682942, vecino de Mar Azul; a continuación les envío un comentario sobre la situación del Manejo de los Residuos en Mar Azul, seguido de una PROPUESTA para solucionarlo. Desde ya agradezco vuestra colaboración en su difusión e implementación.
Cordialmente
MAR AZUL – RESIDUOS – BOSQUE
Una de las pocas cosas que en general los seres humanos estamos de acuerdo es en que no nos gusta la basura, pero a pesar de ello muy pocas veces hacemos algo por mejorarlo.
Hoy en día todos disfrutamos de un hermoso lugar con un bosque y playas preciosas, siendo éstos los dos principales atractivos de la zona para venir a veranear, pasear, descansar, trabajar o invertir.
Si no nos tomamos un minuto para recapacitar y cambiar nuestra actitud en lo referente al manejo de la BASURA, en no mucho tiempo más se perderá el atractivo de zona, ya que tanto el BOSQUE como la PLAYA se convertirán en una inmundicia, y la zona dejará de ser atractiva.
Por lo tanto TODOS perderemos, los comerciantes e inmobiliarias menos ventas, los propietarios reducción del valor y pérdida de la inversión, los trabajadores menores fuentes de trabajo.
TODOS PODEMOS Y DEBEMOS HACER NUESTRA PARTE PARA EVITARLO
Individuos: hacernos responsables de los residuos que generamos cada uno, depositándolos en su correspondiente bolsa en los canastos adecuados, cerrados con tapa el menor tiempo posible antes de la pasada de los recolectores de residuos de la Municipalidad.
Propietarios: colocar en el frente de la propiedad canastos adecuados, cerrados con tapa y que protejan al contenido de la rotura que causan perros y aves.
Inmobiliarias: difundir estos conceptos entre sus clientes, solicitando a los arrendatarios el adecuado manejo y disposición de los residuos e induciendo a los propietarios a colocar los correspondientes canastos para residuos.
Comerciantes: difundir estos conceptos colocando instrucciones sobre el manejo de residuos a la vista de clientes.
Arquitectos y Constructores: disponer en el proyecto de los canastos para residuos, y mantener orden y limpieza durante toda la obra, tal como si fueran una vivienda más y no un chiquero temporario.
Medios de Difusión: difundir y recordar los principios del manejo racional de los residuos.
Autoridades:
· difundir, vía distribución de facturas de ABL y otros medios, recomendaciones sobre la disposición de residuos.
· verificar el cumplimiento, por parte de los propietarios, de la disposición de canastos adecuados para contener los residuos, y ejercer el poder de policía con quienes no lo hagan.
· estudiar la forma de recolección de residuos, reemplazando la actual de puerta a puerta, por la de colocar Mini Contenedores en las esquinas y que el vecino lleve sus residuos hasta ellos, este método es MUCHO MÁS LIMPIO, eficiente y económico ya que requiere mucho menos recorrido y equipo de recolección.
POR LO TANTO EMPECEMOS YA, CADA UNO, SIN ESPERAR A QUE EMPIECE EL OTRO PRIMERO Y EXIJAMOS QUE LOS DEMÁS TAMBIÉN LO HAGAN.

PIROTECNIA II

Sr Director: estuve leyendo el comentario de Anonimo de Enero (N de la R: se refiere al Blog) y si usted recuerda yo mismo le envié el 30 de octubre un artículo por usted publicado en el Correo de Lectores tratando el tema. Estoy totalmente de acuerdo con «Anónimo» y es duro comprobar que nadie hizo nada para solucionar esto. Por un lado su periódico no se interesó en la propuesta y se olvidó del tema. Las inmobiliarias solo tratan de aumentar sus pingües ganancias y poco les preocupa el entorno. Los bomberos (especialistas en el tema) tampoco difundieron ninguna advertencia. El Sr Intendente, sus concejales y secretarios (algunos residentes en MDLP) no se ocuparon de proteger no solo el paisaje sino tambien una fuente de ingresos de la caja municipal, ¿o se olvidan las altas tasas que nos cobran por hacer nada? Por favor empiecen a actuar para el futuro y la prevención, ¿o tendremos los vecinos que vocearlo casa por casa?

Gracias.

Alejo Echeverría

PD: por favor publique esta nota aunque le duela mi crítica.
(N de la R: Sr. Echeverría: hemos publicado notas mucho más duras y resulta innecesaria la PD.)

PASEO DE JUEVES

Como no solo de las siglas BC (bajas calorías) vive el hombre, además de correr como Forrest cada día, y de cuidar los cultivos que tenemos de tomate, radicheta, rabanito, morrón, apio, rúcula, papa y maíz, también insisto en aquello de conocer lugares nuevos, ahora limitado un tanto por cuestiones laborales (horarias).
A pleno sol de la siesta, me fui en la camioneta en dirección opuesta al mar, hacia el campo, hacia las pampas del tuyú, por caminos de tierra y huellas poco andadas y muchas veces desconocidas para mí. Después de un rato de sacarle fotos a un montón de animales (destaco un zorro, unos patos amándose en el agua y un martineta colorada tamaño gallo), agarré un sendero casi desaparecido que bordea un viejo canal de aquellos que vienen desde más allá de la ruta 2 y desaguan hacia lagunas y después al mar, entre Gesell y Mar del Plata. Unos minutos después encontré el lugar ideal para mi relax.
Silencio total, el agua escurriendo, algunos biguás chillando por mi presencia, lisas chapoteando y nadie en varios kilómetros. Bajé mi silla de la camioneta, me puse en cueros y usé algunas lombrices buscando al esquivo y sabroso pejerrey.
El canal, de unos quince metros de ancho, tenía buen caudal de agua, producto de las lluvias de la semana pasada (la carta es de fines del 2008) allá por Tandil y sus sierras, que es desde donde viene. Sólo un tábano me molestó apenas llegado, y fue lo último que hizo, dejarme esa enorme roncha pero aplastado en mi rodilla... El viento suave, lo justo como para ahuyentar al resto de los insectos. Los sonidos de la naturaleza, los colores contrastados, los olores a pasto... Un placer poder dejar mi cabeza al sol, sin filtro solar pero con gorra. Me sacó del éxtasis un tirón en la línea: concentrado, suavemente y sin pausa, recogí la tanza hasta encontrar un hermoso y enorme... ¡cangrejo!
Recordé, riéndome mientras lo desenganchaba y devolvía al agua, que en todos esos riachos el fondo está plagado de esos crustáceos. Cada paseo en kayak procuro no pisar el fondo porque parece arenisco de tanto bicho de todo tamaño que hay. Casi forman un ejército, como el de aquella leyenda japonesa que habla de una batalla feroz en medio del mar, con una flota entera de guerreros samurais, los Heike, que, viéndose vencidos en medio de las olas, los poquísimos restantes más las mujeres y los niños de sus familias decidieron tirarse de los barcos y perecer en el fondo del mar de Japón. El heike, una raza de cangrejos de Japón, tiene en su caparazón la imagen de la cara de un samurai. A estos cangrejos del tuyú no les encontré parecidos. Tal vez me falte imaginación...
Otra lombriz prestada al suelo, y otro intento.
El sol y el viento, en prefecta armonía, como si se hubieran puesto de acuerdo en acariciarme, formaban un medio en el cual yo me sentía perfectamente encajado, sin necesitar nada más que los sentidos para poder estar integrado.
Otro tironcito, esta vez cortito pero firme, bien firme. Al ratito, otro, entonces un cañazo muy seco y breve, hasta saber que, por fin, venía este modesto rey que tenemos por estos lares con monarquías escasas. Al sacarlo del agua, vi con alegría que estaba muy inquieto y vivaz. Con cuidado y algo de culpa, le saqué el anzuelo mientras el plateado miraba de reojo el agua y cabeceaba con ganas de volverse ahí. Le di el gusto, pues, y lo apoyé en el arroyo. Instantáneamente, dio un salto y se sumergió, a seguir comiendo después de ese susto...
La tardecita me encontró raudo silbando, con las ventanillas de la camioneta abiertas, mientras volvía con una nube de tierra flotando por el viento que levantaba mi andar. Las bandadas de golondrinas y gaviotas cruzaban el cielo muy cerca de mi parabrisas.
Creo que me estaban diciendo chau.
Un abrazo.

Lisandro

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