lunes, 12 de enero de 2009

Correo de lectores

La familia viajera I

Sólo quería ponerme en contacto con ustedes para felicitarlos por el emprendimiento del diario que me parece muy prolijo y profesional. Soy diseñador en comunicación visual, vivo en La Plata y tengo la suerte de pasar algunos días al año en Mar de las Pampas, casi siempre para navidad, gracias a que unos amigos tienen una casa allí y nos la comparten... y así los fui conociendo a ustedes y a la comunidad de Mar de las Pampas.
A través de su diario pude compartir sus problemáticas y su forma de pensar, y los artículos como el de la familia viajera que nos encantaron a mi familia y a mí (estos últimos días que pasamos allí mis hijos se dormían escuchando los capítulos de la familia viajera que yo les leía).
Antes de volver estuve hablando con Leónidas (pampas del Nonno) que me regaló unos cipreses y que me entusiasmó mucho con su manera de pensar y de tratar de hacer algo por mejorar nuestro mundo aunque sea cuidando y plantando un árbol...eso me animó a escribirles....
Bueno, sólo me queda decirles que cuenten conmigo para lo que necesiten ya que me gustaría mucho poder ayudar humildemente desde mí lugar... en este lindo sueño que es Mar de las Pampas y El Chasqui.
Felicidades.

Carlos F. Guardia

La familia viajera II

Hola, soy admiradora de Mar de las Pampas y siempre me traigo algún periódico y me quedé enamorada del relato de los viajes de la flia Campi-Mariño, soy guía de turismo y me encanta todo lo que se pueda aprender de viajes, en este diario fui leyendo y yo misma me sentía en esos lugares. Sólo pude leer los cap 9 y 11 y quiero saber cómo puedo completar los que faltan anteriores. Les deseo un feliz año nuevo.

María del Carmen

Chacho

Después de haber relizado el duelo de mi anterior ovejero alemán, y justo cuando estaba por desarmar la cucha deshabilitada, mi amigo Fede me propuso que me quedara con su perro ya que no lo podía albergar en su nueva casa.
El lo nombró Jackson, porque era bien negro, pero su nombre se fue "argentinizando" y le quedó "Chacho" (su verdadero nombre era Lord Von Schonfeld).
Después de adaptarse a su nuevo hogar y convertirse en el compañero fiel, fue creciendo y responsabilizándose del lugar, aunque sus principales características eran ser bueno y cariñoso.
Logró conquistar el corazón de Silvia y de muchas más ya que era seductor por naturaleza; sus expresiones lo hacían muy simpático y a la vez gracioso, tanto que, cuando se mandaba una macana me miraba sin hacerse cargo y yo lo tenía que retar haciéndome el enojado porque en el fondo me hacía reir. Muy amigo de los niños, en la playa le gustaba refrescrse en la orilla del mar.
Luego vino Nara, su amiga, compañera de juegos, corridas, mordiscos y quizas con ella las salidas a la calle sin atender el transito. Hasta que sucedió lo posible, como ya le había sucedido de cachorro y le había dejado la patita trasera mal, porque un auto lo chocó. Esta vez el golpe fue más fuerte y dañó los órganos internos y pude llegar a ver como dejaste de vivir y así pasar a vivir dentro de mi pensamiento y recuerdo, como cuando lo llamaba "frente de tormenta".
No me caben dudas de que la fidelidad de estos animales hacen que lloremos su pérdida, pero si hay una cosa de la que estoy muy tranquilo es que el "Negro" fue muy feliz.
Supongo que Sil no se va a olvidar de esa vez que le afanó un pan y se que otro perro no va a tapar el huequito que Chacho dejó en su corazón.

Juan Pablo López

"Los nombres de nuestras casas II"

Como sugirió Alejandra en su carta de diciembre, contribuyo a contarles cuál fue el motivo del nombre de nuestra casa "Los Chichos".
Muchísimas gracias por las noticias que nos cuentan en sus ejemplares, ya que nosotros, si bien somos asiduos concurrentes de Mar de las Pampas, no vivimos permanentemente ahí.
Muy buen año y muchas felicidades.
Después de leer el Correo de lectores del mes de diciembre, comparto la idea de Alejandra que podría ser interesante conocer el porqué de los nombres de nuestras casas.
Por lo tanto, aquí va la historia de "Los Chichos":
Me presento: Pedro, mi marido, y yo, Norma, somos nuevos en la comunidad de Mar de las Pampas, tan solo 2 años. Todo comenzó en Martinez donde vivimos, comiendo una porción de pizza. Charlábamos sobre lo fácil y rápido que es llegar al mar y cómo se puede viajar a la costa por un fin de semana, sin grandes trastornos.
Ahí se me ocurrió algo. Les cuento que cuando a mí se me ocurre algo, mi marido tiembla.
Pensé que nosotros, por suerte o no, ya no teníamos obligaciones en Buenos Aires, salvo por supuesto las familiares: hijos, nietos, etc. Por cosas de la vida, teníamos que plantearnos hacer algo distinto, conocer gente, en suma, vivir de otra manera.
De Mar de las Pampas, sólo teníamos referencias de nuestros hijos que sí habían veraneado ahí.
Entonces le dije: "Y si compramos una casita en Mar de las Pampas?". La cara que puso y el resto de la conversación se las dejo libradas a su imaginación.
Vinimos, nos gustó el lugar, compramos la casita pero antes de mudarnos Pedro fue operado de urgencia del corazón. Todo salió bien y yo cada día que pasaba estaba más convencida que había tomado la decisión correcta. "Alguien" me había indicado el camino. A los 20 días de haberse operado, lo subí al auto, le puse el cinturón de seguridad, y lo traje. Como predijo el médico, la recuperación fue fantástica y rapidísima.
Ya estábamos instalados, pero teníamos que ponerle un nombre a la casa antes que llegaran nuestros hijos desesperados por conocerla. El nombre tenía que representar a toda la familia.
Nuestro nieto mayor, Manu, en vez de decirle a Pedro abuelo, lo había bautizado Chicho. Entonces, ¿porqué no "Los Chichos"? Y así se hizo.
No solamente Pedro y yo estamos enamorados de este lugar mágico, también lo están nuestros hijos y nietos y todas las personas queridas que vienen a nuestra casa. Cada día que pasa nos cuesta más dejar "Los Chichos" y volver a Buenos Aires. Es, sin lugar a dudas, nuestro primer hogar.

Norma Horwitz
Los Chichos - Av. Cruz del Sur, entre Alamos y Pangaré

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