Vito Dumas
(1900-1965)
(1900-1965)
Vito Dumas, "El navegante solitario" nació el 26 de septiembre de 1900 en Palermo (Buenos Aires). Pasó su infancia en un campo de Trenque Lauquen, provincia de Buenos Aires. Fue boxeador, nadador, aviador y navegante solitario siendo esta última su especialidad. También se destaco como artista plástico. La sola referencia a sus raids es más que suficiente para comprender la dimensión que alcanza su figura. Curiosamente, su vinculación con la náutica presenta intervalos que no son sino la prueba de la atracción que el mar ejercía sobre él, más allá de las decisiones obligadas por las circunstancias, que podrían mantenerlo alejado. La formación de Vito Dumas está enraizada con la actividad deportiva. En su adolescencia no discrimina y vuelca su fortaleza en la gimnasia, el atletismo, la lucha, el boxeo incipiente, la natación... En su juventud, a partir de 1923, hizo cinco intentos por cruzar a nado el Río de la Plata, en los que no logró su objetivo pero sí fortaleció, templó su espíritu.
Pero el legado que dejaría Vito Dumas para la posteridad, serían sus navegaciones en solitario, marcando un hito en la historia de la Náutica nacional e inernacional.
El 28 de marzo de 1965, Vito Dumas murió víctima de un derrame cerebral. Escribió los siguientes libros "Mis Viajes", "Solo, rumbo a la Cruz del Sur", "Los cuarenta bramadores" y "El crucero de lo imprevisto".
La Vuelta al Mundo por los 40 bramadores (1942-1943)
En el año 1942 los mares del mundo distaban de ser un lugar seguro. A pesar de sus declaraciones de neutralidad, la República Argentina tuvo que afrontar apreciables pérdidas en la navegación marítima. En el mes de abril de dicho año fue torpedeado el buque-tanque "Victoria" por un submarino alemán, cuando se hallaba navegando a 300 millas náuticas de la costa norteamericana, a pesar de llevar el pabellón nacional visiblemente iluminado. Afortunadamente, el barco pudo recalar por su propios medios en el puerto de Nueva York. En cambio, el carguero "Rio Tercero" no tuvo tanta suerte, fue atacado y hundido, también por un submarino alemán. Las noticias sobre los acontecimientos bélicos se sobreponían a todo otro tipo de información de la época. Así fue que sólo pocos se enteraron que el 27 de junio de 1942, Vito Dumas zarpaba del puerto de Buenos Aires a bordo de su embarcación Lehg II (9,55 m de eslora y 3,30 de manga). ¿Cuáles fueron los motivos del argentino Vito Dumas, de 42 años, para alejarse de su patria para afrontar no sólo los peligros propios de la navegación oceánica sino también los resultantes de un mundo en guerra? AI respecto, Dumas expresó el siguiente razonamiento: "Voy, en esta época materialista, a realizar una empresa romántica, para ejemplo de la juventud". Su objetivo era claro y preciso: dar la vuelta al mundo solo. Así el 1 de julio de 1942, zarpó de Montevideo (Los trámites burocráticos no permitían extenderle una autorización en Argentina para emprender una aventura de esa magnitud). En su "Legh II", un velero construido en madera, tomó rumbo a Sudáfrica, a lo largo de los Cuarenta Bramadores.
Tenía la intención de valerse de las corrientes marinas prevalecientes en los océanos Atlántico, Indico y Pacífico, pasando por debajo del Cabo de la Buena Esperanza, Tasmania y el Cabo de Hornos. Téngase presente que en aquella época no se contaba con sistemas de navegación satelital ni con las modernas ayudas a la navegación. Dumas debía valerse de los rudimentarios medios disponibles y poner a prueba su resistencia física.Una anécdota revela, empero, con cuanta soltura emprendió esta aventura: AI partir, un amigo le preguntó cuánto dinero llevaba encima. Desconcertado, Dumas sacó su billetera y constató que solamente contenía un billete de 10 Pesos. "¿Y con eso piensas dar la vuelta al mundo?" le preguntó el amigo. Dumas replicó: "¿Y dónde pretendes que gaste el dinero navegando?". El amigo no supo qué contestarle, pero le entregó diez libras esterlinas en billetes, "por las dudas..." El navegante solitario emprendió su viaje rumbo al Este, sin importarle las condiciones climáticas ni la mar embravecida. Su peor contrincante fue la falta de sueño y a veces la sed, ya que sus reservas de agua dependían de las ocasionales lluvias. Durante una fuerte tormenta sufrió una seria herida en la cabeza. A raíz de la consiguiente infección comenzaron a acosarlo alucinaciones. En tales condiciones avistó la tierra de Tasmania y procuró acercarse para pedir ayuda. Pero su fuerzas le fallaron y no pudo arriar la vela mayor. Perdida esta oportunidad de reponerse, su barco siguió navegando a todo trapo hacia las abiertas aguas del Pacífico. Le quedaba a Dumas una sola esperanza: poder superar el difícil paso por el Cabo de Hornos y remontar la costa patagónica hasta llegar a su destino.
Arribar desde Montevideo (Uruguay) a Ciudad El Cabo (Sudáfrica) le demando 55 días de travesía; de allí a Wellington (Nueva Zelanda) a través de zonas de monzones, con olas de 18 metros de altura, requirieron un esfuerzo titánico para sobrevivir (104 días de navegación); desde allí a Valparaíso (Chile), a través del Océano Pacífico (72 días de navegación. Desde Valparaíso, por el Cabo de Hornos, en la unión de los dos océanos, por la ruta de la muerte, hasta Mar del Plata, y de allí costeando a Buenos Aires. Tardó un año y 36 días en cumplir el objetivo que se había fijado. Finalmente lo logró, convirtiéndose en el primer solitario que pasó por dicho Cabo de occidente a Oriente. Después de haber navegado 21.000 millas náuticas durante 274 días pudo arribar nuevamente a Buenos Aires el 8 de agosto de 1943. Allí lo esperaba una jubilosa recepción y decenas de barcos lo acompañaron a su ingreso por el Río de la Plata. Miles de personas lo aclamaron mientras era saludado por las autoridades navales. Pero este entusiasmo fue de corta duración. El mundo tenía otros problemas de los que preocuparse. Durante los 9 meses largos que duró su lucha por la supervivencia en el mar, muchas cosas habían cambiado. Algunos temían la llegada del fin del mundo occidental. Otros, como el escritor austríaco Stefan Zweig, quien se suicidó en su exilio en Brasil, no creían poder sobrellevar el derrumbe de la Europa tradicional. Noticias sobre El Alamein y Stalingrado conmovían la opinión pública. La población argentina se había dividido en dos grupos antagónicos, que apoyaban respectivamente a los bandos en conflicto. El gobierno nacional se vio obligado a decretar el estado de sitio para evitar desórdenes. La hazaña de Vito Dumas pronto entró en el olvido y el otrora aclamado navegante solitario murió el 28 de marzo de 1965, tal como había vivido: desapercibido. También su legendario barco, el "Legh II", fue deteriorándose a la intemperie al no hallar lugar en museo alguno. Recién después de su muerte, fue públicamente reconocida la inaudita hazaña de Vito Dumas, y su libro "Los Cuarenta Bramadores" apareció editado en varios idiomas.
Pero el legado que dejaría Vito Dumas para la posteridad, serían sus navegaciones en solitario, marcando un hito en la historia de la Náutica nacional e inernacional.
El 28 de marzo de 1965, Vito Dumas murió víctima de un derrame cerebral. Escribió los siguientes libros "Mis Viajes", "Solo, rumbo a la Cruz del Sur", "Los cuarenta bramadores" y "El crucero de lo imprevisto".
La Vuelta al Mundo por los 40 bramadores (1942-1943)
En el año 1942 los mares del mundo distaban de ser un lugar seguro. A pesar de sus declaraciones de neutralidad, la República Argentina tuvo que afrontar apreciables pérdidas en la navegación marítima. En el mes de abril de dicho año fue torpedeado el buque-tanque "Victoria" por un submarino alemán, cuando se hallaba navegando a 300 millas náuticas de la costa norteamericana, a pesar de llevar el pabellón nacional visiblemente iluminado. Afortunadamente, el barco pudo recalar por su propios medios en el puerto de Nueva York. En cambio, el carguero "Rio Tercero" no tuvo tanta suerte, fue atacado y hundido, también por un submarino alemán. Las noticias sobre los acontecimientos bélicos se sobreponían a todo otro tipo de información de la época. Así fue que sólo pocos se enteraron que el 27 de junio de 1942, Vito Dumas zarpaba del puerto de Buenos Aires a bordo de su embarcación Lehg II (9,55 m de eslora y 3,30 de manga). ¿Cuáles fueron los motivos del argentino Vito Dumas, de 42 años, para alejarse de su patria para afrontar no sólo los peligros propios de la navegación oceánica sino también los resultantes de un mundo en guerra? AI respecto, Dumas expresó el siguiente razonamiento: "Voy, en esta época materialista, a realizar una empresa romántica, para ejemplo de la juventud". Su objetivo era claro y preciso: dar la vuelta al mundo solo. Así el 1 de julio de 1942, zarpó de Montevideo (Los trámites burocráticos no permitían extenderle una autorización en Argentina para emprender una aventura de esa magnitud). En su "Legh II", un velero construido en madera, tomó rumbo a Sudáfrica, a lo largo de los Cuarenta Bramadores.
Tenía la intención de valerse de las corrientes marinas prevalecientes en los océanos Atlántico, Indico y Pacífico, pasando por debajo del Cabo de la Buena Esperanza, Tasmania y el Cabo de Hornos. Téngase presente que en aquella época no se contaba con sistemas de navegación satelital ni con las modernas ayudas a la navegación. Dumas debía valerse de los rudimentarios medios disponibles y poner a prueba su resistencia física.Una anécdota revela, empero, con cuanta soltura emprendió esta aventura: AI partir, un amigo le preguntó cuánto dinero llevaba encima. Desconcertado, Dumas sacó su billetera y constató que solamente contenía un billete de 10 Pesos. "¿Y con eso piensas dar la vuelta al mundo?" le preguntó el amigo. Dumas replicó: "¿Y dónde pretendes que gaste el dinero navegando?". El amigo no supo qué contestarle, pero le entregó diez libras esterlinas en billetes, "por las dudas..." El navegante solitario emprendió su viaje rumbo al Este, sin importarle las condiciones climáticas ni la mar embravecida. Su peor contrincante fue la falta de sueño y a veces la sed, ya que sus reservas de agua dependían de las ocasionales lluvias. Durante una fuerte tormenta sufrió una seria herida en la cabeza. A raíz de la consiguiente infección comenzaron a acosarlo alucinaciones. En tales condiciones avistó la tierra de Tasmania y procuró acercarse para pedir ayuda. Pero su fuerzas le fallaron y no pudo arriar la vela mayor. Perdida esta oportunidad de reponerse, su barco siguió navegando a todo trapo hacia las abiertas aguas del Pacífico. Le quedaba a Dumas una sola esperanza: poder superar el difícil paso por el Cabo de Hornos y remontar la costa patagónica hasta llegar a su destino.
Arribar desde Montevideo (Uruguay) a Ciudad El Cabo (Sudáfrica) le demando 55 días de travesía; de allí a Wellington (Nueva Zelanda) a través de zonas de monzones, con olas de 18 metros de altura, requirieron un esfuerzo titánico para sobrevivir (104 días de navegación); desde allí a Valparaíso (Chile), a través del Océano Pacífico (72 días de navegación. Desde Valparaíso, por el Cabo de Hornos, en la unión de los dos océanos, por la ruta de la muerte, hasta Mar del Plata, y de allí costeando a Buenos Aires. Tardó un año y 36 días en cumplir el objetivo que se había fijado. Finalmente lo logró, convirtiéndose en el primer solitario que pasó por dicho Cabo de occidente a Oriente. Después de haber navegado 21.000 millas náuticas durante 274 días pudo arribar nuevamente a Buenos Aires el 8 de agosto de 1943. Allí lo esperaba una jubilosa recepción y decenas de barcos lo acompañaron a su ingreso por el Río de la Plata. Miles de personas lo aclamaron mientras era saludado por las autoridades navales. Pero este entusiasmo fue de corta duración. El mundo tenía otros problemas de los que preocuparse. Durante los 9 meses largos que duró su lucha por la supervivencia en el mar, muchas cosas habían cambiado. Algunos temían la llegada del fin del mundo occidental. Otros, como el escritor austríaco Stefan Zweig, quien se suicidó en su exilio en Brasil, no creían poder sobrellevar el derrumbe de la Europa tradicional. Noticias sobre El Alamein y Stalingrado conmovían la opinión pública. La población argentina se había dividido en dos grupos antagónicos, que apoyaban respectivamente a los bandos en conflicto. El gobierno nacional se vio obligado a decretar el estado de sitio para evitar desórdenes. La hazaña de Vito Dumas pronto entró en el olvido y el otrora aclamado navegante solitario murió el 28 de marzo de 1965, tal como había vivido: desapercibido. También su legendario barco, el "Legh II", fue deteriorándose a la intemperie al no hallar lugar en museo alguno. Recién después de su muerte, fue públicamente reconocida la inaudita hazaña de Vito Dumas, y su libro "Los Cuarenta Bramadores" apareció editado en varios idiomas.
1 comentario:
La verdad que desconocia bastante de la informacion, que es interezante, solamente me habian dicho que fue por la ruta de la muerte hasta Mar del Plata creo que mi madre me lo habia contado..interezante publicacion, Saludos!
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