jueves, 30 de julio de 2009

Cuento Zen

Un instante

Los científicos se han puesto de acuerdo en calcular la edad de nuestro planeta en 4500 millones de años. Sí, todos coinciden en que la Tierra se formó hace unos 4500 MILLONES de años.
Si hacemos una escala e imaginásemos que esos 4500 millones de años son un día terrestre, es decir 24 horas, la Vida en nuestro planeta comienza muy temprano, como a las 4 de la madrugada, con la aparición de los primeros organismos unicelulares. No se observa luego ningún avance durante las siguientes 16 horas. Durante esas cinco sextas partes de la historia de la Tierra, ésta sólo está cubierta de bacterias, como única expresión de vida.
Como a las 20:30 hs. aparecen las primeras plantas marinas, a las que sigue veinte minutos más tarde la primera medusa.
A las 21:04 hs. salen a escena los primeros trilobites y poco antes de las 22:00 hs. comienzan a brotar las plantas en la tierra.
A las 22:24 hs. el planeta se cubre de bosques cuyos residuos nos darán nuestro actual carbón, apareciendo también los primeros insectos alados.
Poco antes de las 23:00 hs. irrumpen los dinosaurios y permanecen en escena durante los siguientes 45 minutos. A las 23:39 se esfuman y aparecen los primeros mamíferos.
Los humanos surgen un minuto y diecisiete segundos antes de la medianoche. El total de nuestra historia registrada, según esta escala, sería de sólo unos cuantos segundos y la duración de una sola vida humana de apenas un instante.
Es un tiempo muy corto, por cierto. Y a pesar de ello lo malgastamos en una constante búsqueda de juegos y de juguetes. Eso ya comienza desde nuestro nacimiento; el primer juguete es el biberón; más tarde son muñecas y osos; cuando somos más mayores nos interesamos por los juegos mecánicos, electrónicos, por los aparatos fotográficos y por los coches; durante la adolescencia es el otro sexo; más tarde los estudios y las investigaciones, las competiciones de todo tipo y el deporte. Ni qué decir de las luchas por el poder, por tener razón, por sobresalir, por no ser uno más, por ser el mejor, por triunfar. Todo esto, finalmente, no significa ninguna otra cosa más que juguetes. Hasta nuestro final intercambiamos un juguete por otro y toda la vida no es otra cosa que “jugar”.
Y llegamos al momento de nuestra muerte sin haber averiguado ni siquiera quienes somos, cuál es el sentido de nuestra vida. Apenas un instante y ésta …”se fue”. Zazen, al contrario, es la realidad de la vida. Es la forma adulta de nuestra vida. Es el Yo solo que se convierte en su verdadero propio Yo. Es, como expresaba el maestro Kodo Sawaki, “el Sí mismo que construye el Sí mismo con el Sí mismo.”
Aquí no hay más juguetes. Llega a lo que llegará en el instante antes de nuestra muerte, cuando todos los juguetes desaparecerán.

Un instante…pasa muy rápido.

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